Nos han retocado, nosotras somos más guapas

Y tres helicópteros. Todos bien preparados, con apartamentos, salones y despachos presidenciales. ¿Cuántos trenes personales tiene la reina? Uno, Coman, sólo uno, y, además, viejísimo. El camarada tiene tres. Y no tres vagones, sino tres trenes completos y bien modernos. ¿Cuántos hospitales propios tiene la reina? Ninguno, fíjate tú. El camarada tiene uno para él solito. Y médicos que sólo se ocupan de él y de su familia». «Y eso sin contar el nuevo Centro Administrativo», añadió Coman, con orgullo, mientras llenaba un vaso de güisqui escocés y se lo bebía de un solo trago. «Tienes razón, Coman», reconoció Burtica. «¿Tú crees que la reina puede demoler el centro de Londres para construir palacios para ella y para su gobierno? Pues nosotros sí, camaradas.

Y lo vamos a hacer. Y lo llamaremos Centro Administrativo Nicolae Ceaucescu». «Yo voy a Londres con el camarada», dijo Stefan Andrei. «Me lo acaba de decir. Me ha dicho que vamos a hospedarnos en el palacio de Buckinghan. ¿Es verdad eso, Pacepa?». «Sí, es verdad». «Estoy deseando verme allí, donde reinó casi sesenta y cinco años la reina Victoria. Como ministro de asuntos exteriores, tendrán que darme uno de los mejores apartamentos del palacio. Estoy deseando mearme en muros imperiales y en los muebles del rey Jorge IV».

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