Agitanada, lolailo

Israel resume lo sucedido con una frase lapidaria: «La única huella de lo que fue El Chorrillo es la que siempre queda: las ruinas». Este joven panameño vivía en los apartamentos 24 de Diciembre, dos bloques de 16 plantas que dominaban todo el barrio. «Salí huyendo -explica Israel señalando el monte cercano donde ondea una gran bandera panameña- hacia el cerro Ancón. Utilizaban bombas conducidas por rayos láser; aquí ensayaron las armas de la guerra de Irak». Cuando pudo regresar a su casa, vio cómo los propios vecinos sacaban de la terraza los cuerpos calcinados de un grupo de jóvenes sorprendidos por los helicópteros artillados en la azotea. «Vendí el apartamento -dice Israel-; ya no quería vivir aquí».

De El Chorrillo solamente quedaron en pie la parroquia, algunas casas de madera, la vieja cárcel en la que cayó uno de los helicópteros derribados y los bloques de viviendas levantados tanto por Torrijos como por Noriega. Sus habitantes, llevados primero a un campo de deportes convertido en campo de concentración, fueron alojados en los hangares de Albrook Field, una base norteamericana, y comenzaron a sufrir un calvario al que aún no se ha puesto fin. Hoy, sobre lo que fue el barrio más popular de Panamá, se extiende un sórdido y amplio solar donde conviven ruinas, viviendas de reciente construcción y restos del antiguo cuartel.

Comentarios

  1. ¿Ahora se ha converdo en 1 página porno? que triste, eliminada de mis favoritos.

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