Fotoshop, retoques, antinatural

Los «chorrilleros» se organizaron, exigieron la construcción de nuevas casas en los mismos lugares donde habían vivido sus padres y abuelos. Hasta llegaron a presentar un plan para levantar ellos mismos las casas con ayuda norteamericana y materiales importados de España. Fue inútil. «Endara se negó. Dijo que las viviendas las tenían que hacer los constructores panameños», explica Ashton Bancroft, un jamaicano con conciencia clara de sus derechos y que a sus más de sesenta años terminó erigiéndose en líder de sus convecinos.

Ashton, que recuerda cómo en la escuela utilizaban el inglés materno en un ambiente donde todavía había prácticas de vudú, rememora aquella noche en la que los «chorrilleros» lo perdieron todo. Algunos de ellos hasta la vida. «A mí me acusaron de ser batallonero», cuenta este dirigente popular, para, a renglón seguido, preguntarse qué debe hacer un ciudadano que, aún sin estar de acuerdo con su Gobierno, ve su país invadido por un Ejército extranjero.

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