Otra con globos de agua por tetas

Para los propios panameños de clase media los resistentes no eran soldados vencidos con dignidad por un Ejército invasor sino «delincuentes comunes». Si se consideraban los patriotas descendientes de Bolívar nadie en su país movió un dedo en su defensa. Los panameños estaban demasiado atareados celebrando hasta el delirio a los soldados «gringos» y fabricando horribles camisetas conmemorativas con el lema «Causa Justa», el nombre de la operación que les convirtió de nuevo en dócil colonia.

La invasión logró un gran éxito de crítica y público. Fue una función llena de «rambos» pero con muy pocos tiros porque la aspiración de buena parte de los invadidos era «lucir» un pasaporte de EEUU o, en el caso de muchas mujeres, casarse con un soldado del Comando Sur.

Después de todas sus consignas de lucha («ni un paso atrás» y otras monsergas) el ex agente de la CIA Noriega resultó ser un hombre débil y asustadizo que eligió ocultarse bajo la sotana del nuncio apostólico del Papa en Panamá. Pero Noriega no era peor que otros dictadores de su entorno geográfico. Sus instintos eran menos sanguinarios. La operación «Causa Justa» terminó siendo una canción de salsa cantada en treinta palabras. Y unas cuantas camisetas de recuerdo.

Comentarios

Entradas populares: