No quiero

Los actos terroristas perpetrados en Egipto y Argelia por grupos de fanáticos del integrismo islámico han sido una contundente advertencia sobre los peligros que amenazan la estabilidad política de la orilla austral del Mediterráneo. Quizá sea exagerado hablar de un plan coordinado desde centros de decisión exteriores a los citados países (en Argelia las autoridades denuncian una presunta coordinación fundamentalista basada en Sudán y con apoyos iraníes), pero los hechos dicen que el problema de fondo que promueve amplias simpatías populares hacia los partidos religiosos es el mismo en Egipto que en Argelia, Túnez o Marruecos. 


El citado problema no es otro que la pobreza generalizada, la miseria incluso de grandes núcleos de población arracimada sobre todo en las periferias de las grandes ciudades, que viven por decenas de miles en condiciones de suma precariedad -hay casos extremos como el de El Cairo donde varios miles de personas se acomodan como pueden entre los panteones de un famoso cementerio. Tampoco les va mucho mejor a los campesinos de las «wilayas» argelinas que se trasladaron a Orán o Argel buscando una vida mejor. Quienes no pudieron emigrar a Francia, se hacinan como hormigas sin esperanza en ciudades en las que no hay trabajo para todos. La corrupción de las clases gobernantes, la mala gestión de los asuntos públicos y los efectos de la recesión económica mundial, configuran un cuadro de incertidumbres particularmente explosivo. 

En ese clima social es en el que medran las interpretaciones rígidas y aún fanáticas del legado islámico. Los partidos religiosos prometen un mundo mejor y una igualdad más aparente entre todos. Es un mensaje turbador para los oídos de quienes llevan muchos años renunciando al futuro. El malogrado ministro de Exteriores Francisco Fernández Ordóñez aseguraba que sólo un gigantesco y generoso plan de ayuda de la Comunidad Europea a los países de la ribera africana del Mediterráneo cambiaría las condiciones sociales que, hoy por hoy, justifican y multiplican el arraigo del explosivo movimiento islámico. Casi nunca es tarde para poner en contacto la política con la generosidad.

Comentarios

  1. Alice... en el fondo... eres sensible

    Alguien que te sigue estés donde estés

    Tu angel de la guarda.

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