Pedro J. Ramírez ya no habla de la negra

Los claroscuros de la Revolución Francesa, las traiciones parlamentarias, las masacres de Marat y el terror de Robespierre se han impuesto a las arenas teñidas de sangre de los gladiadores, a la Armada Invencible de Felipe II y a la cruenta batalla entre la Unión Soviética y la Alemania nazi. El primer naufragio, de Pedro J. Ramírez, director, fue distinguido ayer como el mejor ensayo histórico del 2011 en el III Premio Hislibris de Literatura Histórica. 

En el marco medieval del castillo de Cornellà, la editora de La Esfera de los Libros (parte del grupo Unidad Editorial), Aranzazu Sumalla, recogió el premio otorgado por Hislibris en nombre de Pedro J. Ramírez, que no pudo asistir al acto «aunque le habría encantado», señaló la editora, con el Celedón Alatriste en las manos. 

El primer naufragio competía con Guerra absoluta, de Chris Bellamy; Gladiadores. Mito y realidad, del filólogo Fernando Lillo Redonet; La Gran Armada, de Colin Martin y Geoffrey Parker; y Fuego y cenizas, la obra canónica del historiador del XIX Thomas Carlyle que revisa la toma de la Bastilla, en una nueva antología de Ariel. 

«Éste es, con diferencia, el libro más importante que he escrito, a pesar de que haya vendido menos que Amarga victoria o El desquite. Entre todas mis obras, éste es el que va a quedar, el que tendrá vigencia y validez durante mucho tiempo. El que significa una aportación genuina», dijo Pedro J. Ramírez tras saber que su extenso relato de la Revolución Francesa había sido galardonado. 

«Es una satisfacción especial que este premio lo den personas a las que no conozco y que tienen una característica: son lectores de libros de Historia, público especializado y exigente que juzga con el rasero de la especialización». 

Los Premios Hislibris (ésta es su tercera edición) parten de los usuarios de la página, que escogen a los finalistas. Después, un jurado especializado elige al ganador en las categorías de ensayo y novela, entre otras. «Hay una circunstancia que aumenta mi satisfacción», explica Ramírez, «y es que éste es un libro de difícil clasificación. Hay reflexión, hay tesis y hay argumentación... Pero no diría que sea un ensayo. Y desde luego que no es una novela histórica. Más bien es una non fiction novel... Yo no soy un historiador profesional, de modo que recibir un premio así, decidido por un sanedrín cualificado, me hace más ilusión que otros premios de más relumbrón o con una dotación muy fuerte». 
A lo largo del medio año que ha transcurrido desde la primera edición de El primer naufragio (hoy va por la quinta, con más de 20.000 ejemplares vendidos), su autor ha podido comprobar esa naturaleza fronteriza a través de la comunicación con los lectores. 

«Hay una paradoja», explica Ramírez: «estamos ante un libro muy extenso que ha encontrado una promoción formidable en un instrumento como Twitter, que sólo admite mensajes de 140 carácteres. He recibido miles de tuits de lectores que me hablaban de El primer naufragio y he descubierto que su acogida ha sido la de una criatura singular y poliédrica. Cada lector ha encontrado algo diferente en él». 

Cada lector es diferente, pero, más o menos, se pueden hacer categorías. «Hay un primer grupo, que es el de los lectores que han disfrutado del relato, de las situaciones y los paisajes», explica el autor. «Después, están los interesados en el periodo de la Revolución Francesa, que valoran el esfuerzo por profundizar, por ir más allá, por abrir nuevas claves de interpretación y aportaciones al conocimiento histórico. Y hay un tercer grupo, muy grande, de lectores que se han enfrentado a El primer naufragio como si se miraran a un espejo, buscando símiles y paralelismos que les ayuden a entender nuestro momento histórico, la crisis en la que estamos viviendo», precisa Pedro J. Ramírez.

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