Italia ya ha cambiado

Conoce desde hace una década a Cesare Prandelli, desde los tiempos en que era director deportivo del Parma. Entonces Arrigo Sacchi, mito de los banquillos, decidió contratar a ese jovencísimo técnico para reflotar la delicadísima situación del equipo, que por entonces coqueteaba con el descenso. En su primera temporada, pese a la venta de Di Vaio, consiguió ser quinto de la Serie A, primer gran golpe de una carrera que ayer alcanzó su cima en Varsovia, donde Italia, con Prandelli al mando, consiguió el billete para la final de la Eurocopa. 

El domingo aguarda España, gran referente de un estilo que ahora sigue la Nazionale de la mano de Prandelli, casi un revolucionario en el país del catenaccio. «Siempre hemos tenido buenos jugadores, aunque casi nunca intentábamos tener el mando del juego, sino que preferíamos aguantar atrás y sorprender con algún contragolpe», apunta Sacchi, subcampeón mundial en 1994. «Ahora es distinto, porque este equipo quiere llevar la iniciativa, ser dueño de la situación. Y eso da energía, autoestima, fantasía, coraje... Sin duda, esta es una de las mejores selecciones italianas de los últimos tiempos. Sin duda, el legado de Prandelli es algo grande». 

Algo debe de saber Sacchi, actual director de la cantera de la Federación, creador de una de las maquinarias más perfectas del fútbol, un Milan que transformó el fútbol del siglo XX. «Esta selección intenta todo lo que siempre hicieron los grandes clubes o las grandes selecciones, como el Brasil de Pelé, la Naranja Mecánica, el Real Madrid de Di Stéfano o el Barcelona actual», añade.

Torrente de halagos para Prandelli, al que define como alguien con «sensibilidad y arrojo», que sabe «enseñar el fútbol y dar armonía al equipo». No lo considera su discípulo, pero 10 años después tampoco puede esconder cierto orgullo de descubridor.

La gloria el domingo supondría el espaldarazo definitivo para una nueva manera de ver el calcio. «Si cambian ante España, estarán muertos. La mejor enseñanza es lo que sucedió ante Croacia. Después de un primer tiempo muy bonito, trataron de jugar a otra cosa», bromea Arrigo, 66 años, eternas gafas de sol ayer en Varsovia, poco antes de la semifinal. 

Sacchi parece siempre joven, sobre todo cuando habla de España, donde le acogen siempre sus «amigos del corazón». Uno de ellos responde por Vicente del Bosque. «Es un técnico muy sabio y el miércoles lo volvió a demostrar dando paso a Pedro y Navas. Con esos cambios dio vuelta a una situación muy complicada, especialmente en el primer tiempo, donde eran incapaces de dar dos o tres pases».

Quizá en la final, para disguso de Sacchi y Prandelli, cambie la historia. Los que no podrán cambiarla son los alemanes, cuya gran generación se vuelve a quedar a las puertas, como en el Mundial. «Nos faltó concentración en los goles», dijo Löw, que no es gran cosa, pero sí es más que los madridistas Özil y Khedira, como siempre juntos en la zona mixta, como nunca serios y sin hablar con nadie.

Comentarios

Entradas populares: