Bonitas frases en las comisiones de conflictos

Sorpresa es la palabra; sorpresa ante las declaraciones a la prensa del presidente de la Comisión de conflictos del Partido Socialista Obrero Español (PSOE). Sorpresa de que una reunión convocada, aparentemente, con el único motivo de cambiar impresiones (así constaba en la citación que recibió Ricardo García Damborenea), termine con la amenaza de de incoar expediente si se lleva a cabo, el próximo día 26 en el Palacio de Exposiciones y Congresos, la reunión constitutiva de la corriente Democrática Socialista. Sorpresa de que la citada comisión juzgue con las declaraciones de Ricardo García Damborenea deterioran la imagen del Partido Socialista. ¿De verdad piensan los miembros de este órgano que son las manifestaciones del líder vizcaíno las que dañan el nombre del socialismo? ¿No creen que a lo largo de estos años han sido otras acciones y conductas las que han generado que muchos ciudadanos vean con recelo al PSOE? ¿No serán otros comportamientos los que han propiciado que el entusiasmo y la adhesión se transformen en desilusión y en rechazo? No confundamos el diagnóstico con la enfermedad, ni practiquemos el antiguo deporte de matar al mensajero.

No, no son discursos como los de Nicolás Redondo o los de Ricardo Garcia Damborenea los que ponen en entredicho la verdad del socialismo; es más, es muy posible que si todavía hoy, muchos socialistas siguen creyendo en el partido es porque personas como ellos continúan con un carnet del PSOE en el bolsillo. ¿Por qué el sacrosanto celo que anima a la Comisión de conflictos no se dirige a otros puntos cruciales? Entre otros, y por no citar más que alguno de reciente actualidad, a determinar de una vez y de manera categórica si en realidad han existido interventores que, con total desprecio a las reglas democráticas, han cometido el delito de votar dos veces. Me pregunto por qué no fijarse también en aquella parte del artículo 11 de los Esatutos, citado con tanta soltura últimamente, que considera como causa de sanción «el hacer traición a la solidaridad obrera en la lucha contra el capital». ¿Cuántos afiliados importantes del partido no tendrían que ser requeridos por la Comisión de conflictos en virtud de ese apartado?

Habrá quien piense que dicha parte de los Estatutos está obsoleta, reliquia de otras etapas y otras circunstancias, desde luego no más obsoleto que la concepción de un partido fortaleza que teme la autocrítica, el diálogo y el contraste de pareceres, que se encierra sobre sí mismo, y huye de la luz y los taquígrafos. Sólo quien, en un acto de infinita soberbia, identifica los intereses del Estado con el beneficio del partido, y el de éste con su dirección actual, puede considerar delito de alta traición contra el socialismo las críticas dirigidas a sus líderes. Leemos en los Estatutos: «En un partido democrático no existen dogmas, ni mayorías irreversibles». Bonita frase, pero para que no quede reducida a eso, a ser simplemente una frase, hay que aceptar la discusión y el diálogo, y aceptar también que éstos se realicen con los métodos de una sociedad moderna.

¿Puede alguien, en las postrimerías del siglo XX, imaginarse una campaña electoral en la que estuviera prohibido usar los medios de comunicación social? La exigencia de que los partidos sean democráticos no es sólo un derecho de los afiliados, se trata de un requisito de mucha más envergadura y que afecta a la estructura misma de nuestra democracia. Es el mismo sistema democrático el que se tambalea y se cuestiona, si una parte esencial de sus cimientos, los partidos políticos, está viciada. Sorpresa, sí, sorpresa porque al final todo queda reducido a una amenaza, a una coacción: «si la conferencia se celebra... habrá que abrir expediente». Sorpresa porque se pretende personalizar todo el asunto en Ricardo García Damborenea.

¿En qué se basa la Comisión de conflictos para creer que Ricardo García Damborenea tiene poder para paralizar la celebración de la conferencia? ¿Acaso proyectan sobre la próxima corriente en gestación los mismos defectos existentes en las estructuras actuales del partido? Todos los que el día 26 vayamos al Palacio de Congresos, estaremos allí porque nos hemos autoconvocado, porque somos conscientes de que tenemos un derecho constitucional que nadie nos puede impedir ejercitar, y porque ya presenciamos entre otras épocas demasiadas reuniones prohibidas.

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