De que me sirven los pies

Existen dos grandes grupos de patología del pie. Al primero de ellos pertenecen aquellas afecciones producidas por alteraciones posturales que, variando la forma clásica, han producido malformaciones, dedos en garra o acabalgados, pies cayos o planos, etc... 

En el segundo grupo, nos encontraríamos con aquellos problemas, derivados de infecciones de la piel, que pueden originarse como consecuencia del uso de un calzado inadecuado que impide la normal transpiración y favorece los cultivos micóticos, la aparición de hongos, verrugas y uñas encamadas. Finalmente, en el pie pueden reflejarse enfermedades generales de otras partes del organismo que afectan al individuo. Las enfermedades del pie inciden en la salud global de nuestro cuerpo, en especial en el mal funcionamiento de la columna vertebral.

Para Antonio Hernández, un profesional de origen hispano, que dirige la Clínica de Podología de la Universidad de Nueva York, y es una de las autoridades mundiales en este tema, «la podiatría no tiene limitaciones. No existe casi ninguna enfermedad general que no afecte a los pies», y cita la diabetes, cuyos síntomas aparecen en primer lugar en la extremidad inferior. Antonio Hernández, que asistió en Madrid a la inauguración del curso académico de la Escuela de Podología de esta capital, cree que una de las claves del éxito y del prestigio que esta profesión tiene en EEUU se debe a la visión global que el podiatra tiene de la salud del paciente. «Si cambiamos la forma de caminar estamos cambiando todo el cuerpo», aclara, y cita el caso de una de sus pacientes que llegó a su consulta con un dolor de espalda que no habían podido diagnosticar otros especialistas a los que había visitado.

La solución fue la utilización de unas plantillas, que, al cambiar sus puntos de apoyo, evitaron una futura malformación. Andrés Rueda, presidente de la Federación Española de Podólogos, explica cómo una malformación en el pie está creando un microtraumatismo al caminar por incidir en el sistema de amortiguación. Traumatismo que asciende por la tibia y el fémur y va creando alteraciones más amplias.

La podología es una carrera universitaria de primer ciclo que anteriormente era considerada como una especialidad de la enfermería. Los podólogos españoles aspiran a que sus servicios, que incluyen cirugía menor, sean cubiertos por la Seguridad Social. Actualmente su campo profesional está limitado al sector privado, aunque existen alguna negociaciones y conciertos con determinadas administraciones autónomas y locales.

Para el doctor Juan Beneit, director de la Escuela de Enfermería, Fisioterapia y Podología, «en España se hace la mejor podología de Europa. Por una vez, el modelo a seguir no es el europeo». Antonio Hernández, director de la Clínica de Podología de la Universidad de Nueva York, se expresó en términos parecidos: «España es la base que adoptarán los países de la Comunidad Europea». Sin embargo, los podólogos españoles se muestran preocupados por la escasa información que tiene la población sobre las enfermedades de los pies y la nula atención que se concede a las medidas preventivas. En su opinión, muchas de las intervenciones quirúrgicas que se practican en la actualidad podrían evitarse si con anterioridad se hubiesen aplicado remedios ortopédicos. Señalan también, el desarrollo actual de la bio-mecánica, que posibilita otras soluciones.

A su juicio, la utilización de la cirugía, aunque eficaz, es siempre la última alternativa que debe adoptar el profesional. Para éstos, la buena formación de las nuevas generaciones de podólogos es fundamental. España es el único país, junto con EEUU, donde estas enseñanzas se imparten en la Universidad.Utilizar un calzado adecuado es una de las primeras medidas para reducir las enfermedades del pie. Los podólogos consideran que el calzado ideal debe tener una horma que se adapte a la anatomía de cada pie. La moda y la salud no siempre concuerdan. Las mujeres sufren más alteraciones de este tipo por la utilización de tacones y porque los diseños de zapatos femeninos son, en ocasiones, irracionales.

La zona de sujección debe ser alta en la zona del empeine para permitir una correcta movilidad. Los materiales utilizados para su confección, con preferencia, serán similares a la piel humana, cuero o semejantes, para que permitan una buena transpiración. Los materiales sintéticos no son recomendables. Los profesionales de la salud del pie insisten en una adecuada higiene que incluye un correcto lavado y secado de los pies.

La humedad produce grietas y problemas en la piel. Recomiendan también el uso de productos antitranspirantes. El calzado deportivo sólo es aconsejable para practicar deporte. El excesivo ancho hace que el pie adopte posturas incorrectas si se abusa de ellos. El cuidado de las uñas y un corte adecuado de las mismas, es otro de los factores que ayudan a mantener la salud. Esta operación es específica para cada tipo de uña, pero, en general, debe de hacerse de forma recta, dejando que los cantos, sobrepasen ligeramente el dedo. El caminar todos los días descalzos durante algunos minutos y mover bien los pies es una terapia eficaz. Permite a los pies relajarse y normalizar su sistema glandular. Los niños, ancianos, deportistas y diabéticos son los grupos de mayor riesgo entre la población.

Según un estudio realizado entre escolares de cuatro años, es éste un sector de la población con un elevado número de trastornos en los pies, alteraciones que condicionarán la formación y la salud del pie en la edad adulta. Entre los ancianos, la enfermedad de los pies supone invalidez o limitación de la actividad. El mal cuidado e inadecuado corte de las uñas debido a la obesidad, falta de movilidad, etc., ocasiona las dolencias más graves que, en fases posteriores, pueden convertirse en úlceras. La piel, al envejecer, tiende también a sufrir problemas dermatológicos al disminuir la actividad sebácea. En este grupo de dolencias son comunes la sequedad y la atrofia de la piel del pie.

Cualquier pequeña alteración en el pie de un deportista puede ser un grave problema. Los profesionales de la salud del pie han establecido una nueva especialidad, la podología deportiva, como consecuencia de las numerosas patologías que sufre este sector de la población. El deportista está expuesto a infinidad de lesiones y traumatismos en la extremidad inferior. Su pie es, en muchas disciplinas, la base de sustentación del cuerpo y está expuesto a una sobrecarga, fatiga y «stress» mayores. Los diabéticos tienen mayores problemas. Sus características dermatológicas propias, a causa de la calidad del tejido que dificulta un proceso de cicatrización normal, mantienen de forma constante el riesgo de que cualquier escoriación se convierta en un proceso irreversible.

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