El sureste de España no está a gusto

Una de las fuentes de riqueza de más trascendencia, un verdadero e imprescindible Plan Hidráulico Nacional, se viene impidiendo, discutiendo y malogrando sin interrupción desde los primeros años del siglo pasado. Los políticos jamás se han puesto de acuerdo para un tema de tan vital importancia. Un rápido recorrido por su historia da fe de ello.

El primer intento de planificación se inició por inspiración de Costa, derivado en 1902 del Plan Gasset. Surgen varios planes sucesivos fallidos por inconexos y faltos de financiación (en los años 1909, 1916 y 1919), aunque el más importante es el de Lorenzo Pardo de 1933, el más coherente. De él surgen las primeras ideas esenciales del trasvase Tajo-Segura. Tuvo serios detractores, y es sustituido por el de 1940, que preveía la puesta en riego de 400.000 hectáreas.

En 1964 se mejoró la metodología, surgiendo los primeros estudios conocidos sobre el trasvase Tajo-Segura. Sin embargo, no es hasta finales de los setenta cuando se termina el proyecto que ha de servir para la realización de la obra histórica. Suscita la primera atención positiva mundial el informe del Club de Roma de Mesarovivc y Peter en 1974, haciéndose eco también la Unesco.

Al comienzo de los ochenta, entra en servicio el trasvase del Tajo al Segura y despega el crecimiento económico de la zona de Orihuela, los regadíos de las huertas de Murcia y los modernos cultivos de Almería. Conviene destacar la modernización de las estructuras, canalizaciones, distribución y depuración de aguas residuales murcianas objeto de admiración internacional, llegando a niveles semejantes a los conseguidos en California e Israel; optimizando también el consumo medio por habitante, que se sitúa en el entorno de los 150 litros-día. El consumo se optimiza también, puesto que el 80% lo absorbe la agricultura y el 20% restante el consumo urbano e industrial, un impacto realmente muy bajo que demuestra que el sureste es líder en Europa en la gestión del agua debido a su tradición centenaria.


Sin embargo, la disparidad de criterios y los intereses políticos entre regiones, unidos a la inseguridad y falta de liderazgo de los Gobiernos, vuelven a poner en cuestión los planes hidrológicos del Tajo, Segura y Júcar, según el propio Secretario de Estado de Medio Ambiente del Ministerio de Agricultura, que forzado por Castilla La Mancha pretenden asumir el control del plan de la cuenca.

También se ha planteado la posible caducidad injustificable del trasvase al sureste. ¿Cabe mayor aberración? Lo que produce la indignación de los agricultores es la incertidumbre y la inseguridad futura de sus plantaciones o la reducción de los caudales transportados para contentar a los siempre inoportunos inconformistas. Se acuerdan nuevos aplazamientos al 2015. Pero no acaba aquí la cuestión. A Murcia y Alicante se les endosa el insoportable problema de las desalinizadoras de Torrevieja y Águilas, que originarán una subida de tarifas del consumo de agua, y el costo de la amortización que soportarán las autonomías. Nuevamente las presiones e intereses políticos de determinadas regiones primaron sobre los intereses generales del Estado en materia tan transcendente como es una inteligente y justa distribución de la riqueza hídrica, como hemos comprobado en la historia reciente.

La otra batalla del Ebro

En abril de 1993, el Consejo de Ministros aprobó el primer Plan del trasvase del Ebro, rechazado por el Consejo Nacional del Agua. Posteriormente, el 14 de Julio del 2000 presenta el nuevo Gobierno su Plan, que se aprueba definitivamente en enero del 2001 por mayoría absoluta, tras salvar el escollo en contra de las movilizaciones de Aragón. Sin embargo, el Gobierno presidido por José Luis Rodríguez Zapatero decretó la derogación del trasvase en el año 2004 (ya en fase de iniciación), avalado por el Tribunal Constitucional, dejando libertad al Estado y Cataluña para pactar sobre los caudales del Ebro en su desembocadura. El Segura pierde nuevamente sus derechos adquiridos y "se olvida el sureste español". A modo de compensación se lanza el "Plan desalinizadoras". Un despropósito. Rescatar el excedente de aguas que terminan en el mar para ser posteriormente recuperadas, encarecerlas y convertirlas en nocivas, es un desatino. A pesar de lo cual, apoyado por antitrasvasistas demagogos, se forzó el estudio y puesta en marcha de una red de desalinizadoras para el litoral mediterráneo con destino a riegos, de costo faraónico, que solo conduce a unos resultados agronómicos y económicos catastróficos, por las razones básicas siguientes: 1.- Resultar prácticamente imposible eliminar el boro ni el sodio, que transforman el suelo en halomórfico, y 2.- La inevitable muerte del arbolado, de acuerdo con las investigaciones llevadas a cabo por las universidades de California y la Society for M. Farming Internacional. No debemos olvidar que la producción de cítricos en Valencia, Alicante, Murcia y Almería suponen el 80,7% de la producción nacional y que las desalinizadoras se están abandonando y dejando de construir en el resto del mundo, destinándolas sólo para otros servicios.

Un ejemplo de solidaridad entre dos provincias tan distantes como Murcia y Badajoz, fue la aportación técnica y humana que prestó Murcia al llamado Plan Badajoz, aprobado el 7 de abril de 1952 para "la electrificación, riego, proceso de fabricación y comercialización de los productos agrarios", basados en el aprovechamiento de las aguas del río Guadiana, cuya acometida y proceso se prolongó, por los distintos gobiernos de la democracia, hasta el 1975.

El Plan impulsó paralelamente, viviendas, embalses, infraestructuras, centrales hidroeléctricas, incluso nacieron pueblos; en suma, se crearon nuevas fuentes de riqueza y bienestar social.

¿Qué ocurriría con la cancelación del acueducto del trasvase Tajo-Segura?

Una nueva era de sed, la pérdida de centenares de miles de hectáreas de cultivos de arbolado y productos hortofrutícolas, emigración de colonos y técnicos altamente experimentados y preparados, cierre de empresas de derivados de la agricultura y auxiliares, desempleo, disminución del PIB en todo el sureste, caída de la Balanza Comercial Agrícola Nacional y pérdida y desaparición de cuantiosas inversiones, hasta ahora de alta rentabilidad, entre otras muchas.

Por otro lado el Gobierno central debe meditar las consecuencias que para los Presupuestos Generales del Estado supondría la importantísima pérdida en la recaudación de impuestos con destino a las arcas centrales (Impuesto de Sociedades, Valor Añadido y tramo de Renta de las Personas Físicas y del IRPF). Y la comunidad de Murcia, junto a las provincias de Alicante y Almería, entrarían irremediablemente en una crisis e insolvencia definitiva al ver disminuidos mayoritariamente sus ingresos presupuestarios por los conceptos de Patrimonio, Sucesiones y Donaciones, Transmisiones Patrimoniales, Operaciones Societarias y Actos Jurídicos Documentados. Una verdadera locura económico-financiera ocasionada por la pérdida de unas estructuras esenciales, sólidas y rentables que tantos años de esfuerzo, trabajo e inversiones han costado.

El Gobierno demostraría, si se permitiera la cancelación del trasvase, como consecuencia de claras e insolidarias coacciones a los habitantes del sureste, una debilidad, un desconocimiento y una irresponsabilidad jamás conocida en ningún otro país del planeta.

Solo la unión de todos, y el apoyo inquebrantable y sin fisuras a los Presidentes y gobiernos de las comunidades de Valencia, Murcia y Andalucía, exigiendo cordura, inteligencia y energía, podrán desterrar la torpeza, egoísmo y constante traición a todos los habitantes de la cuenca del Segura. Resulta interesante recordar lo que Indalecio Prieto expone en público en Alicante, en el año de Lorenzo Pardo 1933: "Esta no es una obra a realizar en el periodo brevísimo de días, ni de meses, es obra de años, para la cual se necesita la asistencia de quienes hoy gobiernan, de quienes estén en la oposición, de quienes sirven al régimen republicano y, oídlo bien, de quienes están en contra de él, porque quienes por patrocinar el régimen republicano una empresa de esa naturaleza le negara su asistencia y su auxilio, serían, no enemigos del régimen, sino unos miserables traidores a España".

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