El misterio de Rocío Jurado

El último disco de Rocío Jurado, que previsiblemente también será el último que haga en el seno de su actual casa discográfica, se presentó en loor de multitudes. La expectación se incrementó además con la presentación por parte de Antonio Gala, quien derramó toda su carga poética sobre la cabeza de la artista. «Su garganta es prestada, como prestada fue la mano de Velázquez», dijo el escritor. Pocos había que no estuvieran de acuerdo, aunque la comparación pudiera, objetivamente, tener ribetes de fantasía.


En cualquier caso, Rocío Jurado, acompañada por una orquesta de treinta músicos y un coro de tres voces, desgranó las canciones de siempre, las que la han hecho grande -«Como una ola», «Señora», «Amame otra vez»- antes de dar a conocer las canciones que integran «Rocío de luna blanca». 

«Doblemente misteriosa», seguía diciendo Gala, «Rocío, algo leve, menudo... Jurado, algo hondo y secreto que rubrica y sanciona». El suelo se llenó por completo de claveles y las decenas de cestos que los transportaban quedaron vacíos, casi de inmediato debido al entusiasmo de los asistentes, quienes no dudaban en lanzárselos a puñados. Todos la sonrieron y se regocijaron con su trabajo. 

Tan sólo un músico conquense, allá en un palco, no parecía estar tranquilo. Vaya usted a saber el porqué.

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