Michael Johnson y los sustos que nos da

Michael Johnson nos dio un susto de muerte. Salió en la segunda ronda de calificación de los 400 metros con una disposición absolutamente ahorrativa. Corrió desganadamente con la intención de pasar el trámite con el menor esfuerzo posible. Se clasificaban para las semifinales los tres primeros de cada una de las cuatro series y los cuatro mejores tiempos.

Pues bien, Johnson no entró por puestos -fue cuarto con 45.39- y tuvo que esperar a los tiempos para tranquilizarse él y tranquilizarnos a todos. Se metió entre los 16 semifinalistas con el segundo peor tiempo. Sólo el casi anónimo polaco Tomasz Czuback, con 45.41, quedó por detrás.

«Estaba seguro de que no tendría problemas para entrar por puestos», dijo el plusmarquista mundial, «pero me sorprendí cuando lo encontré (al senegalés Wade) a mi lado».

Se supone que Johnson va a ganar la final porque, incluso en mediana condición, está a 100 codos por encima de los demás y porque, después de todo, corrió en la primera ronda, paseándose, en 45.66. Pero no existe seguridad plena. Su actuación introduce un insospechado rasgo de incertidumbre en la final de mañana.

Tal vez se está reservando para un grandioso esfuerzo definitivo. Tal vez esa reserva nazca de la inseguridad más que del cálculo. En cualquier caso, la prueba, esperemos un récord del mundo o un cambio momentáneo de rey, no ha perdido un ápice de interés.

Tres finales y la última estación del heptatlón, los 800 metros, elevan a cuatro el número de pruebas que hoy rinde viaje en estos Mundiales. Junto al heptatlón, el triple salto femenino, los 400 metros femeninos y los 400 vallas masculinos.

Ausencias en triple salto.- El triple parte con algunas ausencias más que notables. De hecho, las tres ausencias más significativas que pueden darse: las de la plusmarquista mundial, la ucraniana Inessa Kravets y las de sus delfines, las rusas Inna Lasovskaya y Anna Biryukova.

La primera, en deplorable forma todo el año, no se presentó en el pasillo de saltos. La segunda se lesionó gravemente en la calificación y la tercera no estaba inscrita. Tantas facilidades dejan presumiblemente la prueba en manos de la británica Ashia Hansen y la rumana Rodica Mateescu. La posibilidad de pasar de los 15 metros -récord del mundo, 15,50- es el atractivo principal de una prueba que fue estrella en Göteborg -allí se consiguió el récord- y que este año no ha deparado grandes satisfacciones.

400 sin Pérec.- Los 400 metros también se quejan de una ausencia más que significativa, la de la campeona mundial y olímpica, la francesa Marie-José Pérec, que, en vista de su titubeante forma, ha escogido participar en los 200. La prueba, en gran parte por esa causa, se muestra bastante abierta, con un ramillete de atletas en disposición de aspirar al oro. La australiana Cathy Freeman, plata en Atlanta, parece la más fuerte, con la estadounidense Jearl Miles-Clark en plena disposición amenazante. Tras ellas, Richards y Ogunkoya.

Heptatlón abierto.- En el heptatlón, hace tiempo abandonado por Jackie Joyner-Kersee, y sin la gran figura actual, la siria Ghada Shouaa, campeona mundial y olímpica, le toca a la alemana Sabine Braun el papel de favorita. Junto a ella la hija de Jackie, Dede Nathan, y la británica Denise Lewis.

Adkins y Bronson.- Los 400 vallas masculinos, pocas semanas después de la muerte de John Akii-Bua, el legendario campeón en Múnich, se dilucidarán entre el estadounidense Bryan Bronson, el sudafricano Llewellyn Herbert, el zambiano Samuel Matete y el francés Stéphan Tiagana. El campeón olímpico Derrick Adkins fue sorprendentemente eliminado. Una de las pruebas más abiertas del campeonato.

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