El portero del Papa se va a la cárcel

El nuevo recluso fue recibido en el pabellón 12 con una estruendosa salva de aplausos, incluso de los que no son hinchas de su equipo. Luego en el patio, muchos se acercaron a pedirle autógrafos a Pablo Migliore, arquero del San Lorenzo. No todos los días sucede que un astro del fútbol entre en la cárcel de Ezeiza y menos que sea el portero de un equipo que ha cobrado fama por contar entre sus socios nada menos que a un sumo Pontífice del Vaticano.

La semana pasada, tras oficiar su primera misa de Pascua, el Papa Francisco salió a bendecir a los fieles que colmaban la Plaza de San Pedro. Uno de ellos logró abrirse para entregarle una camiseta del club con la firma de varios de los jugadores; entre ellas la del Migliore. A petición del mensajero, Francisco envió una bendición que tal vez por obra de Satanás, no evitó que el equipo perdiera frente a Newells ni que Migliore fuese arrestado a la salida de los vestuarios. Se le acusa de encubrir a Maximiliano Ma-zzaro, miembro de la barrabrava de Boca Juniors, acusado de ser el principal autor del crimen del hincha Ernesto Cirino. El asesinato que conmocionó al mundo del fútbol, data de agosto del 2011 y se inscribe dentro de la creciente ola de violencia que se azota a los estadios argentinos.

«Soy una persona que ha dedicado su vida al deporte. Tengo la conciencia tranquila y mi única preocupación es que nos vaya bien en el encuentro con Vélez», dijo el arquero al público y a los periodistas que presenciaron su detención. Por recomendación de sus abogados, Migliore se negó a declarar ante Mario de Campos, el juez instructor de la causa. En cambio, el portero escuchó en silencio la grabación de la llamada telefónica que él mismo hizo desde su casa, para supuestamente facilitar la huida de Maxi Mazzaro. En esa conversación, Pablo le pide a un mecánico (conocido suyo) que ponga a punto un Ford Mustang para un amigo que se metió «en una gorda». Después, el propio acusado de homicidio se pone al teléfono y le dice al mecánico que necesita el vehículo «sí o sí», por un «problemita» que tuvo con la policía. Dicha grabación incrimina a Migliore en un delito que conlleva una pena máxima de seis años de cárcel.

La pregunta del millón es si el Papa argentino intercederá por el ángel caído que defiende el arco del equipo del que se declara fanático. La familia lo visitó ayer en el penal y su padre, Nano Migliore, dijo que lo notó tranquilo y que su hijo distrae el tiempo jugando al fútbol con los internos.

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