Crónica de un engaño una patata de película

Una engañifa que oculta información fundamental al espectador con tácticas de mediocre tahúr para impactar con una sorpresa inesperada al espectador. Este reacciona con una mezcla de desinterés e indignación ante tan tramposa maniobra.

Tras un comienzo elegante y esperanzador, al cuarto de hora la película se torna casi incomprensible y da la sensación de estar narrada con confusión y atropellamiento, no quedando nada claro qué ha pasado con el personaje de Linney, qué le pasa realmente al personaje de Neeson. Al final descubriremos que todo se debe a un caprichoso guión que escamotea la información de una manera innecesaria.

Peter y Lisa están asentados en la comodidad de su largo matrimonio. Lisa es una exitosa diseñadora de zapatos, y Peter dirige su propia compañía. En la noche del lanzamiento de la última colección de Lisa parece evasiva y, después, extraña. «¿Nunca has deseado tener la oportunidad de acostarte con otra persona?», pregunta ella. A continuación, desaparece. Peter lucha por buscar respuestas, y sigue su rastro hasta Italia. Allí se encuentra con Ralph, un hombre astuto y encantador que es, claramente, el amante de Lisa. Pero Ralph tiene sus propios secretos.

La cinta tiene clase y distinción, no se hace especialmente aburrida y Linney está estupenda como siempre (no se puede decir lo mismo de Neeson y, especialmente, de mi admirado Banderas que, quizá por el doblaje, borda el ridículo en más de una ocasión). Sin embargo, la sensación de inverosimilitud recorre toda la cinta y provoca que el film nunca raye a la altura esperada. El último tercio es vergonzante y cae en el desastre total a la hora de dibujar la realidad del personaje de Banderas, que parece una versión putrefacta del Ripley de Patricia Highsmith. Al menos, nos hemos reído un buen rato cuando Neeson deambula por Milán y le parece lo más normal del mundo encontrarse en la calle con su hija, que vive en Inglaterra. Descacharrante. 

Una lástima la decisión de Eyre de buscar una vuelta de tuerca final en lugar de centrarse en el interesante juego del ratón y el gato de los dos protagonistas masculinos y en la naturaleza del engaño y la venganza que provoca. Sin olvidar, el tema fundamental, la obsesión insana de los celos.

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