Gerlinde Kaltenbrunner la mujer que sube las montañas más altas

Después de ocho jornadas ininterrumpidas de escalada y más de dos meses de expedición en la remota vertiente norte (China) del K2, la austriaca Gerlinde Kaltenbrunner logró ayer alcanzar la cima de la segunda montaña más alta de la Tierra, de 8.611 metros.

Pisó la cima a las 18.18 horas locales en compañía de los kazajos Maxut Zumayer y Vassily Pivtsov y del polaco Darek Zaluski. Lo tardío del horario señala las dificultades que encontró el cuarteto en su escalada a lo largo de una jornada que comenzó para ellos a la una.

El fuerte frío reinante (-25º) les hizo retirarse al poco de salir de sus tiendas, para esperar a que subieran algo las temperaturas. A las 7.30 horas, iniciaron el asalto definitivo. Lo culminarían casi 13 horas más tarde, empleadas en subir los últimos 300 metros de elevado compromiso.

Considerada la más fuerte himalayista del momento actual, Gerlinde siempre ha señalado que para ella es más importante la manera de subir que la cima misma. Así lo ha demostrado en su prolongada carrera, que en el mundo de los ochomiles se inició en 1998 con la ascensión del Cho Oyu.

Defensora a ultranza de los valores tradicionales del alpinismo, en la actualidad desdeñados en la mayoría de las expediciones, Gerlinde ha realizado sus ascensiones dentro de grupos pequeños, casi siempre con la única compañía de su esposo, el alemán Ralf Dujmovits. Seguidora de un estilo denominado by fair means, es decir: limpio y sin ayuda de medios no naturales, ha realizado la escalada del K2, considerado el más difícil de todos los ochomiles y denominado la Montaña Salvaje, liderando una expedición sin sherpas ni porteadores de altura y prescindiendo de oxígeno embotellado.


El verano pasado también se enfrentó de esta manera al K2, en aquella ocasión por la cara Sur, en donde fue la única que logró alcanzar el Cuello de Botella, paso clave a 8.300 metros, en compañía del sueco Fredrik Ericsson. Por desgracia, cuando subían rumbo a la cumbre éste último sufrió una caída, despeñándose. Sola en aquel delicado pasaje, Kaltenbrunner tuvo que darse la vuelta.

Al igual que sus compañeros Pivtsow y Zhumayev, la escalada del K2 permite a Kaltenbrunner culminar el reto de los 14. También se convierte en la primera mujer en lograrlo sin oxígeno embotellado, ayuda artificial que la Unión Internacional de Asociaciones de Alpinismo, UIAA, equipara al dopaje. Sólo una decena de hombres han firmado esta hazaña sin ese auxilio. Las otras dos mujeres que le han precedido en la challenge, la coreana Oh Eun Sun y la española Edurne Pasaban, lograron el pasado año los 14, si bien lo hicieron de manera menos ética. Ambas utilizaron oxígeno artificial en algunas de sus escaladas, se tienen dudas sobre el ascenso al Kangchenjunga de la asiática y Pasaban se arropa dentro de potentes expediciones pesadas, siempre con el apoyo de numerosos sherpas y un equipo personal de alpinistas.

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