Se metía la cocaína en las tetas

Minutos después de tomar tierra en un vuelo caliente, procedente de Bogotá (Colombia), su actitud nerviosa levantó las suspicacias de los agentes policiales del servicio aduanero de El Prat. 

El cacheo de la pasajera, una joven de unos 20 años y origen panameño, confirmó tales sospechas: llevaba cocaína, hasta 1,3 kilos, que pretendía pasar oculta en su cuerpo. 

El Cuerpo Nacional de Policía (CNP) había dado con lo que en su jerga conocen como una mula, pero ésta tenía una insólita particularidad que la hacía diferente al resto: la droga había realizado el viaje transoceánico en el interior de sus prótesis mamarias, a razón de medio kilo en cada una.


Las fuerzas del orden desplegadas en el aeropuerto barcelonés han encontrado cocaína en los lugares más inverosímiles (una mesa de mezclas de DJ, sillas de montar a caballo, piernas de madera, frutas, el interior de un perro), pero nunca antes habían topado con este método.

Una agente observó gasas ensangrentadas en la parte inferior de los pechos de la pasajera. Al retirarlas, apreció dos heridas abiertas a través de las que detectó «un cuerpo extraño de color blanco». La sospechosa arguyó que se había puesto recientemente en manos de un cirujano para colocarse unos implantes de pecho. Era una verdad a medias: no le pusieron silicona, sino más de medio kilo de cocaína en cada seno.

Una vez hospitalizada, la detenida fue informada de que la droga había alcanzado su sangre. En el hospital de Bellvitge, lugar donde hay box para atender a los correos de la droga, le extrajeron los implantes, que no eran sino coca de máxima pureza.

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