Si el emperador Augusto levantara la cabeza

Comienza la cuenta atrás, y los dos se levantan por centímetros. Resucitan los pesos pesados del sexo salvados por la campana de un DJ. Porno en zapatillas de running, y a correr por la pista más grande de Ibiza. Música de faena, diez toras, ¡diez!, que salen de inicio buscando las cuerdas. Rocco Siffredi y Nacho Vidal, papás casi cincuentón y casi cuarentón, exprimen sus últimas gotas, o casi. Conferencia de ex presidentes en pelotas. Privilege izó ayer la bandera de Italia sobre los mástiles de las estrellas del porno más grandes de todos los tiempos. Sexo explícito en directo para nostálgicos de la Manumission. Ay, si el emperador Augusto levantara la cabeza…

Internet ha dejado flácido el mundo del porno, una industria en la que son mal vistos los recortes de cintura para abajo. "Esto ya no es lo que era, pero también le pasa a la prensa, que la gente accede a los contenidos sin pagar", se lamenta Rocco en el papel de editor. Por eso Ibiza puso ayer su granito de arena para evitar el apagón, y ellos se pusieron digitales, se disfrazaron de púgiles, calzón largo hasta la rodilla, y alimentaron un fuck show con una sex fight ante varios miles de clubbers, en su mayoría italianos que, móvil en mano, ansiaban colgar en la red una salpicadura.

Orgullo patrio ante el cetro de Siffredi: Fratelli d’Italia, l’Italia s’è desta, pero el gabinete de prensa avisa: "Rocco no se va a acostar con ninguna porque su mujer no le deja; hará su show pero el que rematará es Nacho". El italiano, padre de dos churumbeles, es el primero en salir, muerde pezoneras, golpea nalgas y vacía botellas de Moët Chandon en anos y vaginas que luego vierten sobre el público. A los diez minutos está cubriendo a una rubia minúscula, que más tarde coge en brazos y amaga con arrojar a las fieras. Todos imaginan las explicaciones a su mujer: "Si es que al final te lías...".

Las gogós de Privilege ayer lucieron lencería negra en el calentamiento. En sus podios y camas fingieron copular en solitario, pero luego cuando arrancó el show, dejaron su hueco a las pornstars y se amotinaron en una esquina del local, echándose las manos a la barra americana para no perder el equilibrio ante la violencia de las escenas. Risitas de pavor entre las diosas de la noche y manos en la boca. Los golpes en el ring son de dos rombos y ellas le hacen una equis.

"No existe el porno para mamás", defiende Rocco, "no es cierto que las mujeres quieran ver cosas más suaves o más románticas. La literatura erótica para mujeres habla ahora de sumisión y sadomasoquismo. Yo llevo casi 30 años diciendo que la mujer quiere ser sometida, pero si lo dice un hombre, es machismo. Y si lo dice un actor porno, no es serio; pero como ahora lo dice una escritora resulta que es algo precioso. Para entrar en el culo de una mujer debes entrar primero en su cerebro".

El público, sobrexcitado al inicio, se va apagando a medida que avanza la noche. Nacho inventa posturas en el ring, que acaba llenando de mobiliario, y hace juegos malabares de carne y silicona mientras Rocco parece hablar del tiempo con alguna chica.

Otras protagonizan escenas lésbicas, juegan con inmensos collares de perlas que entran y salen, o directamente se tiran a las esquinas del cuadrilátero. La Italia ibicenca se cruza de brazos, silencio de ópera larga y dolorosa, pero no puede dejar de mirar. Las bestias se duermen en el circo viendo comer a dos leones, miembros de un club exclusivo de tuneladoras. La ley de una naturaleza caprichosa y cruel. ¿Y después qué hacemos?, parecen preguntarse. Miran a su alrededor pero apenas hay chicas. Cuando acaba el asalto todos buscan la barra, allí dan hielos.

Rocco, sin embargo, sabe muy bien lo que va a hacer luego, y evoca a su admirado Berlusconi, con el que no puede evitar compararse de vez en cuando los biorritmos de sus noches de prospecciones: "Ha tenido más sexo que yo, seguro, con 76 años tenía 30 chicas en el Palazzo Grazioli, yo con 76 me veo tirado en una playa sin poder moverme". No hay nada de política en todo ello: "Sueño con hacer una última película con él y eso que nunca le he votado. Con Berlusconi no saldríamos de la crisis, pero moriríamos fornicando".

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