Ventajas e inconvenientes de la copa menstrual

Muchas mujeres aseguran que es el mejor invento desde que los tampones se sumaron a las compresas, sobre todo por su higiene, y los expertos no dudan en recomendarla. La copa menstrual es, además, económica y ecológica. Pero, ¿qué es exactamente? ¿Cómo se usa? ¿Cuáles son sus ventajas? ¿Tiene algún inconveniente?

Sara García lleva un año utilizándola. "Cuando estuve en Londres, escuché a varias personas hablar sobre el tema –se ve que allí se usa mucho más– y me picó la curiosidad. Así que al regresar a España pensé que me podía suponer un ahorro", explica desde un pequeño pueblo de Galicia. Tras hacer varias búsquedas en internet, mirar foros y las características del producto, se fue a la farmacia donde pudo comprar una por unos 30 euros. "He visto varias que las venden on line por un precio mucho más barato, pero al final preferí comprarla en mi farmacia de siempre, aunque allí no me supieron dar mucha más información" sobre este recipiente de látex o silicona en forma de copa y normalmente de color rosa, aunque hay diferentes formatos.



Quien sí ofrece más datos sobre este objeto es Sofía Aragón, médico adjunto del Servicio de Obstetricia y Ginecología del Hospital Universitario 12 de Octubre (Madrid), quien explica que gracias al material del que está hecho se coloca de forma manual dentro de la vagina durante los días de regla. Por precipitación, va recogiendo el flujo menstrual. Según la mujer, si ha tenido partos o en función de la cantidad de flujo que tenga en cada regla, existen de varios tamaños y capacidades para adaptarse a cada una.

Una vez que la copa está llena, tras vaciar su contenido en el inodoro, hay que lavarla con agua templada y abundante antes de volverla a colocar. "Se puede mantener hasta 12 horas y realmente es raro que se llene a lo largo del día, por lo que es posible colocarla en casa a primera hora de la mañana y no tener que retirarla hasta la tarde", señala la especialista. No obstante, también es posible que se use como cualquier otra protección (compresas, tampones…) cada dos, tres o cuatro horas, "depende de lo que precise, cuando se quiera, igual que los demás", añade la ginecóloga Marta Suárez. Lo importante realmente es la higiene, por eso se recomienda lavarla bien con agua una vez que se retire para volver a utilizarla después. Basta con usar agua en abundancia, templada o caliente.

Sara no tiene que vaciarla cuando sale de casa. "La llevo todo el día y no es hasta que regreso por la tarde del trabajo cuando la vacío. ¡Y ni mucho menos está llena! Para mí es comodísima", asegura. Opinión que no comparten todas las usuarias. Algunas mujeres se quejan de que la capacidad de estos recipientes no es suficiente para contener el volumen de su menstruación por lo que, para evitar manchados, tienen que usar además una compresa.

En cuanto a las reticencias que algunas mujeres tienen con esta alternativa, pues la consideran algo más sucia y molesta que la compresa o el tampón, Sara reconoce que al principio también pensó que podía ser engorroso si tenía que vaciarla fuera de su casa. "Pero no lo necesito. Además, aprovecho la ducha para hacerlo. Es fácil, mientras estoy aseándome me la quito y la enjabono. Luego la enjuago y me la vuelvo a poner. Duermo con ella y no tengo que preocuparme de mucho más. No te enteras".

Una vez finalizado el ciclo menstrual se debe lavar bien con agua y jabón neutro para poder volver a usarla en la siguiente menstruación. También, se aconseja su esterilización. "Algunos fabricantes recomiendan que se hierva durante un minuto, además del lavado con jabón", puntualiza Aragón. Medida que sí toma Sara, quien antes de usarla en la siguiente menstruación la hierve unos minutos.

Uno de los inconvenientes que puede tener es su colocación. "En los primeros usos precisa cierto aprendizaje y adaptación al método que se subsana en uno o dos ciclos", sostiene esta ginecóloga. De la misma opinión es Sara quien asegura que "los primeros días no me arreglaba bien, me notaba incómoda y tenía alguna pérdida. Pero tras manejarla varias veces di con la solución: lo que me funciona es, tras colocármela, darle unos giros hasta que noto que hace vacío. Y así ni la noto ni pierdo nada de flujo", asegura. Igual de entusiasta se muestra la ginecóloga Marta Suárez, quien sostiene que es un método de protección muy recomendable, más higiénico y seguro que otros. Para ella, todo son ventajas: "Es un producto económico y muy ecológico".

En España, todavía su uso no es muy frecuente, pero cada vez son más las mujeres que empiezan a conocer este método. Su patente apareció en 1932 pero, por falta de publicidad entre otros motivos, no se extendió en la sociedad. "Hace unos 20 años aproximadamente, se empezó a conocer más de su existencia, fundamentalmente porque muchas mujeres de Inglaterra y EEUU la utilizaban. Y se ha ido introduciendo paulatinamente", explica la especialista.

De momento, añade por su parte Aragón, "es un método poco conocido y, por tanto, genera ciertos recelos. Pero cada vez son más las usuarias que lo utilizan sobre todo gracias al boca a boca por la buena aceptación de las mujeres que se deciden a probarlo". Así lo confirma Sara, quien ha elogiado las bondades de la copa entre su entorno. "Una amiga está encantada desde que se lo dije y la compró. En cambio, otra no se termina de adaptar".

Para la farmacéutica Consuelo Bueno, es algo novedoso y, de momento, "en las farmacias no se dispensa de manera continua, ya que se percibe como algo de cultura ecológica y sanitaria. Todavía no tenemos mucha demanda aunque sí conocimiento". Tal vez se trate de falta de información o de una cuestión puramente cultural. "Quizás la mentalidad de algunas mujeres todavía no esté preparada para tener en su organismo ningún pequeño recipiente por higiénico que sea. Además, hay que tener en cuenta que al ser cápsulas de látex muchas personas tienen alergia".

Las especialistas consultadas recomiendan que se utilice la protección con la que cada mujer esté más cómoda y la que mejor se adecue a su ciclo menstrual. Sin embargo, sí es importante difundir los tipos de protección que resulten más higiénicos y menos contaminantes, concluye Aragón, especialmente entre las jóvenes.

Sólo llevan dos años con el IVA reducido del 10%, sin embargo poco se ha notado la bajada del impuesto, de casi 11 puntos, en los precios de compresas y tampones. Según datos del sector, las españolas se gastan cada año más de 264 millones de euros en estos productos. Teniendo en cuenta que una mujer empieza con su menstruación en torno a los 13 años y terminará sobre los 50, su gasto en higiene íntima durante este tiempo superará fácilmente los 1.000 euros. Éste es uno de los motivos por los que, sobre todo, mujeres de Inglaterra y Estados Unidos prefieren esta opción a la que también se apuntan cada vez más empresas que desarrollan productos con diferentes colores –abundan los tonos rosas, pero también azules, rojos e incluso transparentes–, formas y envases. Se trata de buscar un reclamo para millones de posibles clientas. Todo un negocio redondo.

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