Piernas, culos y tetas

Citius, Altius, fortius: más rápido, más alto, más fuerte. La clave del juego es más. ¿Quién quiere ser igual que los demás, sobre todo frente al próximo/prójimo o vecino con el que suele enfrentarse? Entre las cadenas de televisión, encadenadas al afán del más -en este caso publius (en latín macarrónico, más publicidad)- se ha desatado un nuevo juego feroz: el piernius (más piernas), culius (más nalgas) y tetius (más pechos). Este es el nuevo juego, el nuevo plus ultra, o sea más allá. Antaño en el Un, Dos, Tres, las «niñas» (expresión que adquiere nuevas dimensiones semánticas made in Rosa Conde) enseñaban, ma non troppo. Ahora han progresado, evolucionado o prosperado en el piernius, tetius y culius.

Un predicador furibundo, cuyas homilías sobre la moralidad televisiva antaño tanto nos edificaron, no quiere perder hoy el juego del tetius, piernius, culius e incluso el plus ultra llega al chochius, ¡Toma progreso ético-televisivo! «Y ¿por qué», me pregunta un simio que quiere ganar el juego de la evolución en el que los equipos son las especies, «¿por qué ocultan ustedes los bellos pechos o hermosos y gloriosas nalgas de sus hembras?


¿Por qué sienten vergüenza de ser lo que son? ¿O es que se consideran ustedes superiores a nosotros por ocultar lo que son, por sentir vergüenza de lo que ustedes denominan sus vergüenzas?». «Todo rompecabezas cultural», interviene Marvin Harris, que sigue creyendo en el catecismo marxista, «tiene una justificación económica. No pagamos el aire ni la lluvia, ni pagamos por ver la cara de las mujeres porque, al ser un bien común, al estar al alcance de todos, al no escasear, no interviene el comercio.

En cambio al ocultar los pechos y nalgas de las guapas, se convierten en un bien de mercado. Entonces pueden estas jóvenes hermosas vender a tanto la pulgada de pechos, nalgas o monte de Venus sólo por ver al Playboy, a Telecinco, o a Un, Dos, Tres.

Por ver y tocar naturalmente ya es otro precio (sea a tanto el alquiler por horas, sea vendiendo en riguroso monopolio a un varón, es decir no poniéndole cuernos, sea en todo género de fórmulas económico-eróticas)». Piernius, culius, tetius, chochius.

Este es el juego que se disputan los equipos audiovisuales de final de siglo y de milenio. También la telefónica hace su agosto en este juego que procede del gran principio económico no recogido ni en Adam Smith ni en Ricardo ni en Carlos Marx, pero sí en el tratado de economía made in Spain (copyright pueblo español): «Nullum negotium sicut cunnum bene administratum»; «no hay mejor negocio que un cunnum bien administrado». ¿Es Madonna una buena administradora?

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