Es divertido jugar en familia
Muchos jugadores siguen esperando a que Kinect les ofrezca un título hardcore, que no se vea limitado por el propio sensor y aporte una experiencia jugable similar a la que se vive con el mando. Mientras, lo que llega son numerosos juegos de otro corte pero de gran calidad, como Barrio Sésamo: Érase una vez un monstruo. No tiene tiros ni sangre a borbotones, pero cumple con creces el cometido que se propone: hacer disfrutar a los más pequeños y que aprendan jugando. Porque, si hay una ley básica para que los videojuegos infantiles triunfen, es que los niños sean capaces por sí solos de manejarse por los menús y a lo largo de la aventura. La sencillez es uno de los puntos que hacen de este Barrio Sésamo un título excelente.
Como su propio nombre indica, nos sumergimos en el universo de Barrio Sésamo junto a los personajes que lo componen. Los pequeños son guiados durante todo el trayecto por las indicaciones de Elmo y el Monstruo de las Galletas.
La dinámica gira en torno a la navegación por las páginas de un cuento, en el que están presentes un montón de monstruos y que nos cuenta una entretenida historia. Se compone de seis capítulos con numerosas actividades cada uno, en el que las lecciones de la vida cotidiana, como el trabajo en equipo o la amistad, están presentes constantemente. Los niños pueden aprender estas enseñanzas de manera cooperativa o alternando su participación por turnos.
Pero no hay que olvidarse de mencionar también la presencia de minijuegos. Como es lógico, estos no son excesivamente complicados, ya que sino desanimarían a los críos, llevándoles a abandonar la partida. Entre otros se encuentran los bailes, las obras de teatro y los puzles, que no buscan la precisión absoluta, sino la diversión simple y rápida. Además, los creadores de Barrio Sésamo: Érase una vez un monstruo han pensado en todo, hasta en lo inquietos que son muchos niños, que se mueven de allí para allá, alejándose a menudo del ángulo de visión de Kinect. Por ello, se ha montado de tal forma que puedan entrar y salir cuando quieran sin frenar el ritmo de la partida.
Es un juego infantil sí, pero es que los niños también tienen derecho a disfrutar de los videojuegos, y los padres a ver cómo sus hijos forman parte de un cuento en el que disfrutan aprendiendo.
Es evidente que los juegos de baile están en auge, muestra de ello es la franquicia Just Dance. Te permite jugar solo, pero la gracia está en las risas y piques con los amigos y la familia para ver quién es el mejor bailarín.
Como su propio nombre indica, nos sumergimos en el universo de Barrio Sésamo junto a los personajes que lo componen. Los pequeños son guiados durante todo el trayecto por las indicaciones de Elmo y el Monstruo de las Galletas.
La dinámica gira en torno a la navegación por las páginas de un cuento, en el que están presentes un montón de monstruos y que nos cuenta una entretenida historia. Se compone de seis capítulos con numerosas actividades cada uno, en el que las lecciones de la vida cotidiana, como el trabajo en equipo o la amistad, están presentes constantemente. Los niños pueden aprender estas enseñanzas de manera cooperativa o alternando su participación por turnos.
Pero no hay que olvidarse de mencionar también la presencia de minijuegos. Como es lógico, estos no son excesivamente complicados, ya que sino desanimarían a los críos, llevándoles a abandonar la partida. Entre otros se encuentran los bailes, las obras de teatro y los puzles, que no buscan la precisión absoluta, sino la diversión simple y rápida. Además, los creadores de Barrio Sésamo: Érase una vez un monstruo han pensado en todo, hasta en lo inquietos que son muchos niños, que se mueven de allí para allá, alejándose a menudo del ángulo de visión de Kinect. Por ello, se ha montado de tal forma que puedan entrar y salir cuando quieran sin frenar el ritmo de la partida.
Es un juego infantil sí, pero es que los niños también tienen derecho a disfrutar de los videojuegos, y los padres a ver cómo sus hijos forman parte de un cuento en el que disfrutan aprendiendo.
Es evidente que los juegos de baile están en auge, muestra de ello es la franquicia Just Dance. Te permite jugar solo, pero la gracia está en las risas y piques con los amigos y la familia para ver quién es el mejor bailarín.
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