El estallido del SPACEX
Llevaba consigo más de dos toneladas y media en suministros
y materiales que en la Estación Espacial Internacional (ISS) esperaban para
continuar con sus investigaciones, pero el carguero Dragon del cohete Falcon 9.
Construido y lanzado por la sociedad privada Space Exploration Technologies
–propiedad del multimillonario sudafricano Elon Musk, creador de Paypal y Tesla
Motors– , estalló ayer sólo dos minutos después de comenzar su vuelo desde
Florida, informó la NASA, para caer después en el Atlántico.
Musk adelantó ayer en su cuenta de Twitter algunos datos
sobre el origen de la avería, que situó en un problema de presión excesiva en
el tanque de oxígeno líquido de la etapa superior del cohete. "Es lo único
que podemos decir con seguridad ahora mismo", señaló.
"Es una gran pérdida, no le restaré importancia",
reconocía poco después de la explosión Michael Suffredini, director de la ISS.
Aunque "decepcionados", según manifestó Charles Bolden, director de
la NASA, desde esta organización se aclaró que "los astronautas están a
salvo a bordo de la estación y tienen suministros suficientes para los próximos
meses".
"Vamos a trabajar estrechamente con SpaceX para
entender lo que pasó y arreglarlo. Otro cohete está listo para ser lanzado el
próximo 3 de julio, seguido en agosto por un vuelo japonés de otro de nuestros
socios de carga comercial; los planes siguen adelante y SpaceX ha demostrado
capacidades extraordinarias en sus primeras seis misiones", dijo.
La causa de la detonación no ha sido explicada todavía y,
desde la NASA, insisten en ser cautelosos y en que "no ha habido ninguna
negligencia", según explicó William Gerstenmaier, responsable en lo que
respecta a las operaciones y las exploraciones en el espacio.
"Aprenderemos de esto y lo más importante es que entendamos el error y
miremos hacia adelante, tenemos que darnos cuenta de que es gracias a los
errores que podemos hacernos más fuertes", aseguró.
En la misma línea se expresó Gwynne Shotwell, presidenta de
la empresa SpaceX, quien no quiso "especular" sobre el futuro. Su
empresa pretende reutilizar por primera vez cohetes para abaratar el coste.
El accidente de ayer no es el único contratiempo que la NASA
sufre durante las misiones de abastecimiento a la Estación Espacial
Internacional. En octubre del año pasado, la compañía privada Orbital Science
Corporation también perdió un carguero no tripulado con suministros.
El cohete
Antares que transportaba la nave de carga Cygnus hizo explosión instantes
después de despegar del Centro de Vuelo Wallops de la NASA, en Virginia.
También el pasado mes de abril, se perdió un carguero ruso Progress que se
dirigía a la ISS en una misión de abastecimiento de la NASA.
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