Isla brasileña infestada de serpientes venenosas, Ilha da Queimada Grande.-

La picadura de una de estas serpientes, mata a un humano en menos de una hora.

Isla Grande y Queimada Grande: dos de los sitios a los que nunca querrías ir.

A pesar de estar en Brasil, no es una isla paradisíaca. Es fea y tiene muchos sitios donde hay que abrirse camino a machetazos… además de la concentración de serpientes venenosas más grande del planeta. En sus buenos tiempos, había una culebra con mordedura mortal por metro cuadrado.

Queimada Grande está situada a 35 km de la costa, al sur de São Paulo. Es una isla pequeña, de 1,7 km de largo de punta a punta y medio kilómetro de ancho. En total, tan solo 0,43 km² de superficie.

En la isla no hay vestigios de civilización, excepto un pequeño faro construido en 1909, con la puerta rota.

Para acceder a la isla, hay que jugarse el tipo. No hay puerto ni embarcadero, tan solo un poste de madera en una roca lisa de la costa. Cuando el estado del mar lo permite, es posible aproximarse con una lancha, saltar a la roca y atar un cabo para asegurar el bote.

En Brasil todo el mundo conoce la isla, pero casi nadie se atreve a ir. La razón es que Queimada Grande alberga la mayor concentración de serpientes venenosas por metro cuadrado, actualmente estimada en unos 3.000 ejemplares, según el Instituto Científico brasileño Butantan, (jaja por el nombre no tiene pinta de ser muy fiable).

En la imagen de abajo, una vista aérea de la isla.

Las zonas más infestadas de ofidios son las que conservan árboles. La punta norte es la más atractiva, pero es bastante impracticable por esta razón.

El punto de desembarco que emplea la marina brasileña es la punta sur. Desde aquí suben hasta el faro con una motosierra para abrir camino, realizan el mantenimiento y regresan el mismo día.

Teniendo en cuenta que la superficie de la isla es de 430.000 m², 3.000 culebras suponen una media de una serpiente de picadura mortal por cada 115 m², lo que equivale a andar 10 metros en cualquier dirección.

La explicación científica a la presencia de tantos ofidios es que la isla, hace 11.000 años, estuvo conectada con el continente por tierra, pero el nivel del mar subió y las serpientes quedaron atrapadas por el agua, aunque sin depredadores naturales.

La mayor parte de estas áspides pertenecen a una especie endémica llamada Bothrops insularis, la víbora “cabeza de lanza dorada”, una de las serpientes más venenosas del mundo, cuya picadura puede matar a una persona en menos de una hora.

Una Bothrops insularis (cabeza de lanza dorada) en su hábitat.

Estas serpientes no solo reptan por tierra: se suben a las ramas y son capaces de saltar para atacar a sus presas:

La razón por la que estas víboras son tan venenosas (unas cinco veces más que sus primas Bothrops del continente) es que tuvieron que evolucionar para sobrevivir.

Una serpiente venenosa común picaría a su presa, pero el veneno no la mataría inmediatamente. La culebra tendría que esperar a que la ponzoña hiciese efecto, siguiendo a su víctima hasta que estuviese tan debilitada como para comérsela.

El problema con el que se encontraron las víboras de Queimada Grande es que agotaron rápidamente sus presas terrestres y se tuvieron que adaptar para cazar aves marinas o migratorias que paran a descansar en la isla, inconscientes del peligro que las acecha.

Andando en cualquier dirección, es normal toparse cada cinco minutos con una “cabeza de lanza dorada” como la de la imagen:

Solo las áspides más venenosas lograron sobrevivir, ya que las aves se les escapaban volando. Por selección natural, evolucionaron para tener un veneno lo suficientemente potente como para que su mordedura pueda matar a un pájaro instantáneamente.

Una persona podría perecer en menos de una hora. La mordida de una "lanza dorada" entraña un 10% de posibilidades de muerte. Incluso con tratamiento, las víctimas siguen teniendo un 5% de probabilidades de morir.

El veneno de esta serpiente causa insuficiencia renal, necrosis del tejido muscular, hemorragia cerebral y hemorragia intestinal. El efecto es como si los órganos y la carne se licuasen.

Hasta 1920, solía haber un farero de servicio, pero el último fue encontrado muerto junto a su familia (su mujer y su hija de 5 años) por picaduras de serpiente, (ya tendría que andar desesperado).

A partir de entonces, el faro se automatizó y, dada su peligrosidad, el gobierno de Brasil prohibió el acceso a la isla.

El faro es la única construcción que hay en toda la isla. Para llegar desde la costa, hay que abrirse camino a machetazos o con motosierra. 

Las zonas que conservan árboles son las más infestadas de ofidios venenosos, ya que se suben a las ramas. El faro tiene la puerta rota, por lo que la base se llena de culebras buscando refugio:

Queimada Grande tan solo recibe oficialmente una visita al año de la Guardia Costera, para realizar el mantenimiento del faro, acompañados por miembros del Instituto Científico Butantan, que estudian la fauna.

Hace décadas, la población era de un áspid por metro cuadrado, pero actualmente ha descendido, paradójicamente por el propio éxito de la especie y la endogamia que conlleva.

Otra de las razones del descenso de culebras es la caza furtiva por parte de los llamados biopiratas.

En Brasil, la creencia popular es que los piratas usaban la isla para enterrar tesoros y que, como medida de protección, soltaron serpientes venenosas que acabaron por infestar la isla.

En la imagen inferior, la punta sur por la que se accede a la isla:

De ser cierta esta leyenda, el verdadero tesoro aparecería siglos después con la proliferación de las serpientes que supuestamente arrojaron.

Al ser una de las especies más exóticas y raras del mundo, que solo se puede encontrar en Queimada, y a la vez una de las más venenosas que existen, un ejemplar puede alcanzar entre los 10.000 y 30.000 dólares en el mercado negro.

En Brasil, el tráfico de animales exóticos es un delito penado con cárcel directa y sin fianza, pero para los delincuentes es muy fácil sobornar a los fiscales, algunos de los cuales están metidos en el bolsillo de las mafias que operan en el mercado ilegal.

Ubicación de Isla Serpiente en el mapa, justo debajo de Sao Paulo:

Otra de las leyendas es que el nombre de la isla Queimada Grande surgió porque los lugareños intentaron establecer una plantación de plátanos. Para abrir suelo cultivable, se les ocurrió la gran idea de deforestar la isla pegando fuego a los árboles que cubrían toda su extensión, y así, de paso, se libraban de las serpientes.

El humo se vio a kilómetros de distancia desde tierra firme. El fuego fue la causa de las calvas que se aprecian en las fotografías aéreas de la isla, pero no lo consiguieron. Hoy, el nombre extraoficial de la isla es Ilha das Serpentes, Isla Serpiente.





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