Ocho meses y al menos 4.000 muertos más tarde, España culminó ayer su giro político tras casi ocho años de intensas relaciones con el régimen de Damasco. Trinidad Jiménez fue, el pasado marzo, la última ministra de Asuntos Exteriores que visitó a Bashar Asad. Lo hizo al calor de la estrecha relación que había heredado de su antecesor, Miguel Angel Moratinos. El viaje de Jiménez, sin embargo, coincidió con el inicio de la feroz represión de Asad. A partir de ahí, y con enorme cuidado, España se ha visto obligada- a golpe de matanza- a ir desmontando el andamiaje de casi tres décadas de entendimiento entre Madrid y la dictadura basista.
El último y definitivo paso se dio ayer en el Palacio de Viana al recibir a siete miembros del Consejo Nacional Sirio (CNS) encabezado por el portavoz del comité ejecutivo, el periodista Ahmed Ramadan.
El líder del Consejo, el escritor Burhan Ghalioun, había sido invitado a la reunión con Jiménez, pero prefirió entrevistarse- también ayer- en París con el ministro de Asuntos Exteriores, Alain Juppé. Éste se mostró mucho más entusiasta respecto al reconocimiento oficial que ellos buscan.
El CNS pretende ser una reedición del Consejo Nacional de Transición libia y está aprovechando una semana diplomáticamente crucial para Siria para darse a conocer en las cancillerías europeas. El lunes se entrevistaron en Londres con el titular de Exteriores, William Hague, que fue más reticente que Juppé.
Según fuentes diplomáticas españolas, Madrid no les reconoce oficialmente, pero el «grado de interlocución política es máximo». El martes por la noche, cenaron en Madrid con Juan González-Barba (director general de Oriente Medio), y con Milagros Hernández (consejera diplomática en La Moncloa).
El Consejo sirio está aún muy lejos de parecerse al libio. El principal problema son las dificultades de comunicación con la oposición en el interior del país. El CNS, hoy por hoy, sólo representa a los sirios que están fuera. Lo constituyen 240 personas, de las que 20 pertenecen a los Hermanos Musulmanes, el grupo mejor organizado y más representativo en el interior. Luego están también las divisiones, y el hecho de que el CNS carece de base territorial, como era el caso del libio.
Debido a la situación de interinidad del actual Gobierno de España, después de entrevistarse con la ministra en funciones, la delegación siria se reunió con Jorge Moragas, el coordinador de política internacional de Mariano Rajoy.
Según fuentes populares, Moragas les aseguró que «una vez en el Gobierno, retomarán el contacto y se mostrarán sensibles con el sufrimiento del pueblo sirio».
Los opositores sirios pidieron ayuda del futuro Gobierno de Rajoy ante los países latinoamericanos. Según fuentes de la oposición, las sanciones económicas que hoy tiene previsto adoptar la Liga Árabe contra el régimen de Asad supone un golpe de tuerca aún mayor en el cerco árabe que se ha establecido en torno a Asad.
Fuentes diplomáticas señalan que tras la marcha de Ali Abdulá Saleh en Yemen, el presidente Asad queda definitivamente como la última pieza del tablero árabe en caer.
Según algunos servicios de inteligencia occidentales, el régimen se tambalea y puede que sólo aguante «unas semanas más, apenas pasadas las Navidades». La población se
arma: los kalashnikov que antes costaban 300 dólares ahora se venden por 3.000.
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