La ciudad de la Luz
Director, realizador, guionista, director de festival y cinéfilo desde la cuna (l'Alfàs del Pi, 1959), Juan Luis Iborra compara los estrenos cinematográficos con el Gordo de Navidad. Tiene claro que la Ciudad de la Luz es para los profesionales y defiende la rentabilidad de los rodajes. Sin pirateos, por favor.
Pregunta.- ¿Hacer cine en España es llorar, que diría Larra?
Respuesta.- Llorar es no poder hacer nada. Hacer cine en este país es lo más parecido a que te toque la lotería. Difícil, complicado y cada vez más desesperante. Supongo que Larra también debió de sentir entonces sensaciones semejantes. Pero bueno, parece el sino de los creadores españoles, ¿no?
P.- ¿Qué filma Juan Luis Iborra ahora?
R.- Nada para cine, escribo un proyecto en el que estoy muy ilusionado: 100 euros la hora, pero desgraciadamente es muy probable que el guión sólo sirva para rellenar la librería de mi casa.
P.- Hollywood se fue montando solo, aquí hemos montado con dinero público una Ciudad de la Luz que es una ruina considerable. ¿Por qué?
R.- Creo que llegamos tarde, que ese gran sueño del maestro Berlanga hubiera conseguido un gran éxito hace treinta años, incluso él quiso hacerlo en Sagunto, quiero recordar. Rentabilizarlo en la actualidad va a ser difícil, pero no debería ser imposible. Todo es cuestión de que pongan al frente quienes verdaderamente entienden y han rentabilizado esta industria; descuide que hablarían un mismo lenguaje ajeno a quienes creen que pueden inventarla o reinventarla.
R.- Aparte de tener ideas también se necesitan muchas otras cosas y, por desgracia, con la crisis actual muchas de ellas ahora son prácticamente imposibles. Pero sí, sí creo que, al menos, los profesionales deberíamos poder sentarnos para discutir y sobre todo para aportar todo lo que esté en nuestras manos. No se puede desde la política hablar hoy con uno, mañana con otro. Más bien harían falta algunas tormentas de cerebros continuadas y profundas, pero como le decía anteriormente, de gente que se dedique al cine en cualquiera de sus facetas, empezando por la producción, dirección y distribución.
P.- ¿Qué opina de la Escuela de Cine anexa a la Ciudad de la Luz, y que sí resulta rentable?
R.- No la conozco en profundidad. Pero una escuela siempre es algo positivo. El futuro de nuestro cine está en manos de la gente joven a la que debemos dar todas las oportunidades que podamos. Yo, al menos intento apoyar al festival de mi pueblo: l'Alfàs del Pi. Si hubiera muchos festivales de tipo medio, los jóvenes tendrían muchas más oportunidades de mostrar su talento, que no pasa siempre por una Escuela de Cine.
P.- Usted no estudió en una escuela oficial de cine, ¿qué diferencias pueden existir entre una formación, digamos universitaria, y los directores autodidactas como Saura o Almodóvar?
R.- En efecto: yo no estudié en ninguna escuela, soy autodidacta. Yo aprendí en los cines de sesión continua, en los teatros, en la calle observando todo aquello que pasaba a mí alrededor. Aprendí viendo mil veces las películas de los grandes maestros: italianos, americanos, franceses, españoles. También eran otros tiempos y teníamos menos oportunidades.
P.- Se habla de un cine catalán, de cine vasco, pero no se habla de un cine valenciano.
R.- ¿Por qué se llama cine vasco o catalán? Sólo y exclusivamente porque los directores lo son. En nuestra Comunidad se produce mucho, pero no con directores valencianos. Sinceramente, creo que ahí esta la diferencia, en que los vascos y catalanes se vuelcan en su cine como reafirmación de una identidad cultural contemporánea.
P.- ¿Hasta qué punto condicionan las subvenciones públicas?
R.- Más que de subvenciones como tales yo hablaría de ayudas a la industria como en muchas ocasiones las reciben otras actividades como la agricultura, el turismo, etc. El cine no sólo debería depender de las Administraciones de cultura, sean nacionales, autonómicas o municipales. Una película, por ejemplo, puede llegar a ser el mejor spot turístico de una zona, o de una ciudad; de eso los americanos saben mucho; fíjese en Woody Allen, pero podríamos hablar de muchos más y en distintos géneros. Todo ayuda a cuadrar el presupuesto de una película.
P.- ¿Los presupuestos coartan la creatividad?
R.- No deberían. La creatividad debe estar por encima de ello. Hay películas con grandes presupuestos que fracasan y otras mucho más pequeñas que se convierten en la película del año.
P.- Como director ha trabajado tanto en cine como en televisión, ¿dónde se siente mejor?
R.- Me divierte el trabajo en general: cine, teatro, televisión. Hace unos años había más diferencia entre ambos, ahora cada vez se parecen más. Incluso hay cine que va directamente a la pequeña pantalla. Hay que hacer mucho en muy poco tiempo. Yo disfruto bastante en la tele, y es donde más he aprendido, pero el cine tiene una magia que lo hace especial, inigualable, único...
P.- ¿Entre la protección de derechos de autor que intentaron hacer los socialistas, y que ha acabado rematando el PP, con cuál se queda?
R.- Creo que las leyes deben ir modificándose con el paso del tiempo, ya que las nuevas tecnologías van muy rápido. Lo malo es que con excesiva frecuencia la legislación va muy por detrás de la realidad cotidiana. Sólo espero que la última sea mejor.
P.- Ingleses, australianos, chinos e incluso coreanos han logrado entrar en los circuitos internacionales cinematográ- ficos, ¿por qué no el cine español?
R.- El cine español necesita una gran distribución en el exterior, ese es un gran fallo. Y ahí sí que el Gobierno debería apostar fuerte porque, sin lugar a dudas, nuestro cine gusta fuera. Yo lo he podido comprobar de primera mano en Festivales en Canadá, EEUU, Alemania e Italia.
P.- ¿Se ha bajado alguna vez una película?
R.- Jamás, además sería incapaz, soy muy torpe con el ordenador. Cualquiera que me conozca se lo podrá confirmar. Eso sí, tengo una buena colección de DVD porque si una película me gusta no me importa verla decenas de veces.
P.- ¿Acabará el cine con la piratería o la piratería con el cine?
R.- Ojalá la piratería no acabe con el cine y suceda como con los videoclubs. Pero la piratería desalienta y puede llegar un momento en que no haya contenidos que poder bajarse en la red. Y para acabar con la piratería se necesitan muchos años y educación. También supongo que internacionalmente se debe trabajar sobre los derechos de autor, como en otras artes y disciplinas, porque cada día aparatos y proyectores televisivos con más perfectos y de mayor tamaño. Al cine no se va sólo a comer palomitas.
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