La risa beneficiosa
Toda gran creación, como No sé si..., tiene que ser una constante búsqueda, por eso me preguntó cómo hubiera evolucionado esa primera idea de la duda o la incertidumbre, de no haber tenido Marta Carrasco un compañero de viaje tan pesado en todos los sentidos, no sólo en el físico que lo es, pues su peso triplica el de la gran actriz, bailarina y coreógrafa, como el actor vallisoletano Alberto Velasco.
Este actor, dicho de paso, ha evolucionado mucho desde sus primeros trabajos, aunque aquí lo encontramos tan apabullantemente desbordante que, al comienzo empequeñece o, quizá sea mejor decir desorienta a Marta Carrasco. También pudiera ser que la coreógrafa estuviera pasando un momento difícil y dejara hacer a Alberto Velasco hasta superar dicho trance para tomar las riendas definitivas, que las toma.
Pero, para entonces, su idea primigenia ha evolucionado hacia la risa como terapia benefactora para superar los tiempos difíciles actuales. Entiéndase esta risa como un plato para paladares exquisitos, nada de esa risa boba, enlatada y sin sentido que domina en los escenarios españoles de nuestro tiempo.
Y, claro, el paso siguiente es ir hacia la risa pura, bella e inocente de nuestra niñez, utilizando el juego y aquí, de nuevo, Alberto Velasco es un peso contundente, pero ya de una manera buscada por la gran bailarina, que crea imágenes de una gran riqueza estética, y algunas de un desasosiego terrible como esas dos caras, la de la vida y la de la muerte, con las que ella juega, y es aquí, en esa magnífica e inquietante escena donde No sé si..., enlaza Marta Carrasco con sus trabajos anteriores como Aguardent, J'arrive, Ga-ga o Eterno, eso sí que no.
Y, claro, el paso siguiente es ir hacia la risa pura, bella e inocente de nuestra niñez, utilizando el juego y aquí, de nuevo, Alberto Velasco es un peso contundente, pero ya de una manera buscada por la gran bailarina, que crea imágenes de una gran riqueza estética, y algunas de un desasosiego terrible como esas dos caras, la de la vida y la de la muerte, con las que ella juega, y es aquí, en esa magnífica e inquietante escena donde No sé si..., enlaza Marta Carrasco con sus trabajos anteriores como Aguardent, J'arrive, Ga-ga o Eterno, eso sí que no.
Esta brillante y genial creadora que es Marta Carrasco construye un espectáculo de una gran coherencia con su discurso que inició hace ya muchos años y que ha dado trabajos magistrales, como este de No sé si... Trabajo con sus contradicciones, una de las esencias del ser humano, que aquí lo materializa muy bien con una riquísima banda sonora en la que cabe todo, desde la música clásica, pop o las canciones infantiles.
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