Adiós Gero
Bye bye, Gero. Una fría mañana llegabas a Madrid con una maleta cargada de ropa y el pecho lleno de incertidumbre. Atrás dejabas familia, amigos y un cacho de corazón para que siguiera latiendo en tu querida Buenos Aires. ¿Cómo imaginar entonces que esa maleta un día te llevaría a Londres? ¿No te habrías partido de risa si yo te hubiese dicho: «tú serás Dios en el Olimpo de los musicales»? Yo creo que guiado por esa humildad tan tuya que neutraliza cualquier atisbo de arrogancia en un tipo dueño de ese único instrumento que es tu voz, me habrías soltado: «callá, boludo».
Bye bye, Gero. Y así ha sido. El tío Mack, que no tiene un pelo de tonto, te echó el ojo. Nos separó, pero me quedan grandes momentos vividos junto a ti . Dentro y fuera de los escenarios.
Los de fuera me los guardo. De los de dentro destacaría dos: el primero, la última audición para Los Miserables en la que los ingleses nos pusieron frente a frente, para interpretar la confrontación Valjean versus Javert para ver si encajábamos. ¡Qué ilusos son a veces estos ingleses! Pues claro que encajábamos, como anillo al dedo (o como Jesucristo y Judas). Así me he sentido sienpre contigo (más bien como anillo al dedo). Qué momento aquél, sobre el imponente escenario del Lope de Vega, con el destello en la mirada de los que saben que lo han conseguido.
Los de fuera me los guardo. De los de dentro destacaría dos: el primero, la última audición para Los Miserables en la que los ingleses nos pusieron frente a frente, para interpretar la confrontación Valjean versus Javert para ver si encajábamos. ¡Qué ilusos son a veces estos ingleses! Pues claro que encajábamos, como anillo al dedo (o como Jesucristo y Judas). Así me he sentido sienpre contigo (más bien como anillo al dedo). Qué momento aquél, sobre el imponente escenario del Lope de Vega, con el destello en la mirada de los que saben que lo han conseguido.
El segundo, la primera vez que te oí en un ensayo Chiquilín, y el posterior silencio que se hizo en la sala tras el último acorde. Con él emocionaste el lunes 19 a los espectadores de Poker de Voces por última vez, en tu despedida de los escenarios de este país.
Bye bye, Gero. Ahora eres Valjean en Londres porque te lo mereces, así de sencillo. Has sido Jesucristo Superstar, Mary Sunshine, Valjean... y siempre has dejado patente tu compromiso y honestidad sobre las tablas y tu compañerismo.
Bye bye, Gero. Como amigo, te echaré de menos y te daré el único consejo que puedo darte: en inglés café se dice coffee... por si no lo sabías... En fin. Bye bye, Gero.
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