Scarlett Johansson la viuda negra
Scarlett Johansson no siente admiración por las superheroínas de película. Más bien al contrario: le parecen patéticas... «El cine no ha sido justo con nosotras. Ha existido siempre ese empeño en convertir a las supermujeres en bombas sexuales y poco más. Como si no pudiéramos hacer otra cosa más allá de exhibirnos con un traje superajustado. Hollywood sólo se fija en las curvas».
El catsuit se pega, por cierto, como un guante de cirujano a los muslos de Scarlett, en su pulso con el elenco masculino de Marvel, Los Vengadores (que mañana se estrena en España). Cualquiera diría que Iron Man, el Capitán América, Thor y Hulk le han pasado la sobredosis de testosterona a la Viuda Negra, que revindica su doble condición de mujer explosiva y sanguinaria.
«Digamos que el director (Joss Whedon) me dio licencia para matar», admite Johansson, con la resaca colectiva de la première londinense flotando aún en su voz tirando a ronca. «Joss me dijo: 'No olvides que la Viuda Negra ha sido en el fondo una mercenaria y una asesina'. Tuve muy en cuenta su consejo y quise dotar a mi personaje con ese lado oscuro a flor de piel. He querido desmostrar que se puede ser sexy y canalla al mismo tiempo».
Todo el peso recae precisamente sobre Scarlett en el fulgurante arranque de la película. Una mano despiadada propicia a la actriz la mayor bofetada que haya recibido en su vida. Natasha Romanoff, verdadero nombre de la Viuda Negra, farfulla en ruso ante unos interrogadores que la tienen atada a una silla y al borde de un agujero insondable que parece conectar con el infierno.
De pronto suena el móvil. Le llama el agente Coulson, reclamando urgentemente sus servicios para agencia SHIELD. Como un acto de última voluntad, sus verdugos le dejan hablar con su jefe. «Estoy en medio de un interrogatorio y este idiota me está diciendo de todo», responde en inglés la Viuda Negra, que acto seguido despliega todas sus artes marciales y acrobáticas hasta reducir a añicos a sus captores.
Antes de abandonar la escena, eso sí, Scarlett recupera sus tacones de aguja y reafirma su condición de «la mujer más sexy del planeta»... Le preguntamos si le molesta la etiqueta y se encoge de hombros: «Lo considero un producto colateral del hecho de tener curvas».
Dicho lo cual, y a sus 27 años, se esfuerza en recalcar aquello de que ya no es la chica que susurraba a los caballos junto a Robert Redford, ni la musa con pendiente de Vermeer y Webber, ni el alter ego de Sofia Coppola en Lost in translation...
«Ya no soy una muchacha, soy una mujer adulta, aunque reconozco que el papel de la Viuda Negra me ha servido entre otras cosas para descubrir en mí misma cualidades atléticas que hasta ahora desconocía. Digamos que cada vez me atraen más los personajes femeninos fuertes y dinámicos».
«Los Vengadores han salido a mi encuentro en el momento adecuado», reconoce la actriz. «De un tiempo a esta parte tengo la sensación de que las cosas se van encadenando a mi favor. Creo que la pausa para hacer teatro en Broadway me vino estupendamente para dar mayor profundidad a mi carrera. He rodado con Cameron Crowe (Un lugar para soñar) y me ha salido el proyecto con Sacha Gervasi (interpreta a Janet Leigh en Alfred Hitchcock y el rodaje de 'Psicosis') que es un auténtico sueño como actriz. ¿Qué más puedo pedir?».
Volvería a rodar con Woody Allen en cuanto se lo pidiera, confiesa. Dejando correr su sangre danesa, le gustaría ponerse incluso a las órdenes de Lars von Trier si llega el caso: «Sé que es un director que pone al límite a los actores, pero eso lo tenemos asumido desde que entramos en esta profesión. Al fin al cabo, ser actor o actriz es arriesgarse a aceptar reto tras reto».
«Con cada personaje aspiro a demostrarme algo a mí misma. No me siento insegura, pero sí me gusta partir de un momento de incertidumbre. Cuando digo 'sí' a un papel, me gusta saber que voy a ser capaz de hacerlo, aunque no sepa en ese momento cómo», comenta.
Se la ve contenta y radiante a Scarlett, aunque horas antes del encuentro se sintió indispuesta. Aquella seriedad a lo Viuda Negra que exhibía de muchacha ha dejado paso a una sonrisa más sincera y abierta, y a unas ganas de bromear -jugando con un pequeño Lego de su personaje- que hace unos años habría resultado impensable.
El director Joss Whedon asegura que ni la película ni el rodaje habrían sido los mismos sin ella. Y uno por uno -de Robert Downey Jr. (Iron Man) a Mark Ruffalo (Hulk), pasando por Steve Rogers (el Capitán América) y Chris Hemsworth (Thor)- los superhéroes de Los Vengadores admite que su misión habría pinchado sin la ayuda de la Viuda Negra.
Fuera de la pantalla, Scarlett se muestra especialmente melosa con el duro Jeremy Renner (Ojo de Halcón), con quien comparte un último deseo: «Si me dieran superpoderes elegiría sin duda el de teletransportarme. Detesto los controles de seguridad en los aeropuertos».
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