Chavez ya no es lo que era
Ya no es el máximo poder regional ni sus opiniones sientan cátedra en las cumbres regionales. Hugo Chávez, aun enfermo y ausente, ha logrado menguar el liderazgo de Estados Unidos y el de Barack Obama, a fuerza de imponer cuestiones espinosas que dividen al hemisferio y que algunos países apoyan influidos por la portentosa presión que ejercen los petrodólares venezolanos.
Cuba y las Malvinas se atravesaron en la agenda oficial que el anfitrión de la VI Cumbre de las Américas, Juan Manuel Santos, pretendía sacar adelante en tono triunfante con el consenso de todos los mandatarios asistentes. Pero Venezuela, por medio de su vociferante ministro de Exteriores, Nicolás Maduro, dejó claro que no volverán a más cumbres ni ellos ni los países del Alba (Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América), mientras Estados Unidos y Canadá veten la presencia de Cuba. Tampoco le ven sentido a ese tipo de reuniones si no aprueban resoluciones que estiman vitales, como la que pretendían contra la mencionada colonia británica.
Como era previsible, teniendo en cuenta la postura de los chavistas perfilada semanas atrás, no todo le podía salir perfecto a Santos. Estaba encantado porque Obama, la estrella mediática del encuentro gracias a la obligada ausencia del bolivariano, que viajaba de Caracas a La Habana para otra sesión de quimioterapia, hizo algo que jamás había consentido ninguno de sus predecesores: pernoctar en Colombia y no una noche, sino dos. Ese detalle, que puede parecer nimio fuera de estas fronteras, es importante para un país al que los servicios de seguridad de la Casa Blanca consideraban peligroso para sus jefes.
La larga estancia de Obama, que llegó el viernes por la tarde a Cartagena de Indias y que no se irá hasta que termine la Cumbre hoy, deja de manifiesto el poder creciente del voto hispano en las presidenciales, como quedó demostrado en las entrevistas que concedió a dos televisiones destinadas a esa audiencia. Tampoco su tono en las intervenciones fue arrogante, consciente de que tiene interlocutores, como Brasil, convertido ahora en un jugador destacado en la economía mundial, que quieren, como le recordó la presidenta Dilma Rousseff, que Washington le trate de tú a tú.
Por eso con firmeza, pero moderado, reiteró que su país no cree que la Cuba de los Castro deba ser parte de la comunidad internacional democrática, mientras no modifique su política dictatorial, aunque agregó, con la mente puesta en el Alba, que ya están superadas en el mundo las viejas polémicas derivadas de la Guerra Fría. «Sigue siendo un estado antidemocrático y autoritario. A nadie le gustaría más que a mí ver cambios democráticos y que la gente en Cuba decida su propio destino», afirmó el mandatario. «No se puede discutir, por un lado, que la democracia es importante y que los derechos son importantes, y cerrar los ojos ante los abusos».
También Venezuela fue objeto de sus dardos. «Hay veces que no sentimos que las elecciones como tal sean suficientes. Si uno no tiene una sociedad civil, una prensa libre, quizá ese proceso de la democracia no está completo», aseveró.
Dada la distancia de posiciones, la diplomacia colombiana trabajaba a marchas forzadas para lograr algún consenso antes de que finalice el foro. En ese escenario, y teniendo Argentina serios desencuentros con Uruguay, Brasil, Estados Unidos - país que le pidió una reunión privada con Cristina Kichner, y que tendría lugar después del cierre de esta edición-, y varias naciones más por su política económica intervencionista, no parecía probable que el tema Repsol se abordara.
En todo caso, hoy, tras la reunión a puerta cerrada que celebrarán todos los mandatarios, conoceremos si es la última Cumbre de las Américas con casi todos los países de la región. Y tal vez, si continúan, no esté en ellas Hugo Chávez ni su alargada sombra. «Supimos de una fuente periodística ligada al Gobierno que el mandatario habría dicho a sus colaboradores Elías Jaua y Nicolás Maduro que deberían ir pensando en otro candidato para las elecciones de octubre», podía leerse en un mensaje del periodista venezolano Nelson Bocaranda en su página Runrunes. «Además se filtró desde Brasil -de donde son dos de los médicos que lo tratan- que hay una invasión progresiva del conducto sanguíneo».
Cuba y las Malvinas se atravesaron en la agenda oficial que el anfitrión de la VI Cumbre de las Américas, Juan Manuel Santos, pretendía sacar adelante en tono triunfante con el consenso de todos los mandatarios asistentes. Pero Venezuela, por medio de su vociferante ministro de Exteriores, Nicolás Maduro, dejó claro que no volverán a más cumbres ni ellos ni los países del Alba (Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América), mientras Estados Unidos y Canadá veten la presencia de Cuba. Tampoco le ven sentido a ese tipo de reuniones si no aprueban resoluciones que estiman vitales, como la que pretendían contra la mencionada colonia británica.
Como era previsible, teniendo en cuenta la postura de los chavistas perfilada semanas atrás, no todo le podía salir perfecto a Santos. Estaba encantado porque Obama, la estrella mediática del encuentro gracias a la obligada ausencia del bolivariano, que viajaba de Caracas a La Habana para otra sesión de quimioterapia, hizo algo que jamás había consentido ninguno de sus predecesores: pernoctar en Colombia y no una noche, sino dos. Ese detalle, que puede parecer nimio fuera de estas fronteras, es importante para un país al que los servicios de seguridad de la Casa Blanca consideraban peligroso para sus jefes.
La larga estancia de Obama, que llegó el viernes por la tarde a Cartagena de Indias y que no se irá hasta que termine la Cumbre hoy, deja de manifiesto el poder creciente del voto hispano en las presidenciales, como quedó demostrado en las entrevistas que concedió a dos televisiones destinadas a esa audiencia. Tampoco su tono en las intervenciones fue arrogante, consciente de que tiene interlocutores, como Brasil, convertido ahora en un jugador destacado en la economía mundial, que quieren, como le recordó la presidenta Dilma Rousseff, que Washington le trate de tú a tú.
Por eso con firmeza, pero moderado, reiteró que su país no cree que la Cuba de los Castro deba ser parte de la comunidad internacional democrática, mientras no modifique su política dictatorial, aunque agregó, con la mente puesta en el Alba, que ya están superadas en el mundo las viejas polémicas derivadas de la Guerra Fría. «Sigue siendo un estado antidemocrático y autoritario. A nadie le gustaría más que a mí ver cambios democráticos y que la gente en Cuba decida su propio destino», afirmó el mandatario. «No se puede discutir, por un lado, que la democracia es importante y que los derechos son importantes, y cerrar los ojos ante los abusos».
También Venezuela fue objeto de sus dardos. «Hay veces que no sentimos que las elecciones como tal sean suficientes. Si uno no tiene una sociedad civil, una prensa libre, quizá ese proceso de la democracia no está completo», aseveró.
Dada la distancia de posiciones, la diplomacia colombiana trabajaba a marchas forzadas para lograr algún consenso antes de que finalice el foro. En ese escenario, y teniendo Argentina serios desencuentros con Uruguay, Brasil, Estados Unidos - país que le pidió una reunión privada con Cristina Kichner, y que tendría lugar después del cierre de esta edición-, y varias naciones más por su política económica intervencionista, no parecía probable que el tema Repsol se abordara.
En todo caso, hoy, tras la reunión a puerta cerrada que celebrarán todos los mandatarios, conoceremos si es la última Cumbre de las Américas con casi todos los países de la región. Y tal vez, si continúan, no esté en ellas Hugo Chávez ni su alargada sombra. «Supimos de una fuente periodística ligada al Gobierno que el mandatario habría dicho a sus colaboradores Elías Jaua y Nicolás Maduro que deberían ir pensando en otro candidato para las elecciones de octubre», podía leerse en un mensaje del periodista venezolano Nelson Bocaranda en su página Runrunes. «Además se filtró desde Brasil -de donde son dos de los médicos que lo tratan- que hay una invasión progresiva del conducto sanguíneo».
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