Faltas dobles

Puede tratarse del inicio de un camino que se han trazado él mismo y sus entrenadores, Brad Gilbert y el orondo Gil Reyes, a los que los realizadores de la televisión australiana enfocaban sin descanso.

El encuentro se disputó bajo el sol asfixiante del verano australiano. Dos dobles faltas en su primer set (la sexta y la séptima suyas en todo el campeonato) permitieron a Pete Sampras agarrarse al sueño. Hubiera sido demasiado bonito para el «griego» ganar el torneo después de dos semanas en las que apenas ha dormido y en la que ha tenido que trabajar de lo lindo ante los peores rivales que le podían haber tocado. Sampras llegó a la final cansado, con seis horas más de trabajo eliminatorio que su rival. Su partido ante Courier en cuartos y ante Chang en semifinales le dejaron tocado. O eso es lo que parecía.

No hay un hombre que crea más en sí mismo que Andre Agassi. Lo dice su propio entrenador Gilbert, que repara en un detalle curioso: «El hecho de que haya tirado su gorra y que se decida a no esconder su alopecia -es un chico muy presumido- significa que sólo le preocupa lo que él mismo ve. Y sólo ve tenis».

Pese a perder el pelo y el primer set, Agassi la emprendió a golpes con las bolas de la final. Reaccionó de forma impresionante en la segunda manga, en la que se puso con 4-0 para terminar de forma apisonadora (6-1).

El tercer set fue de los mejores que se recuerdan en una final de un torneo del Grand Slam. Sampras dispuso de dos bolas de set, para ponerse uno arriba. La primera de ellas salió desde la raqueta de Agassi, tocó la cinta y cayó muerta en el campo del número uno. La otra no entró en la pista porque el revés de Sampras fue muy forzado. Se llegó al tie-break y allí se sudó hasta el 8-6 para el de Las Vegas. «A partir de ese momento, he de reconocer que me vine abajo. Fue decisivo», contestó el perdedor en la posterior conferencia de prensa.

«He de decir que llegué a la final muy cansado y preocupado por lo que he estado sufriendo esta semana, la enfermedad de Tim -Gullikson, su entrenador-, pero no es una excusa. Andre me ha sacado de la pista y me ha forzado a cometer un montón de errores», añadió Sampras.

Agassi dijo que ganó gracias al relajo. El mismo que hace una semana, al pasar a octavos, dijo: «Apuesten un par de pavos por mí», apuntó ayer datos sobre su éxito: «Aquí he estado muy calmado. Lo que me pasaba antes es que al llegar a una final no dejaba de pensar en el triunfo final. Aquí he estado pensando cada punto. Quería dar un paso adelante no en mi carrera sino en mi tenis. Coincide que haciendo una cosa se logra la otra. Mejor para mí. Pero lo importante es que me gusta cómo he jugado».

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